Las economías de la región de América Latina y el Caribe crecerán en 2023 un poco más de lo previsto en abril por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Así lo anunció el organismo multilateral en su último informe de perspectivas económicas publicado este martes, en el que realizó una revisión al alza de 0,3 puntos porcentuales del 1,6% al 1,9% para este año. Su estimación de crecimiento para 2024 se mantuvo en 2,2%.
Brasil y México son las puntas de lanza de la mayor actividad, indica el FMI, y en ambos países se esperan repuntes mayores a los esperados. La economía brasileña, cuya previsión de crecimiento del PIB para este año se revisó del 0,9% en el informe de abril al 2,1%, se ha comportado mejor por “el aumento de la actividad agrícola en el primer trimestre de 2023, con efectos indirectos positivos en la actividad de servicios”.
México, por su parte, crecerá 2,6% este año, 0,8 puntos porcentuales más que lo previsto en abril. Para el FMI, la economía mexicana muestra un repunte en su actividad, principalmente en el área de servicios debido a una “recuperación pospandemia tardía que hoy luce más consolidada y una demanda más resistente de Estados Unidos”.
Sin embargo, aunque las perspectivas son ligeramente mejores, el crecimiento de la región sigue bajo presión, después de un 2022 claramente más positivo. “La caída de 2022 a 2023 refleja el desvanecimiento del rápido crecimiento durante 2022 tras la reapertura de la pandemia, así como la caída de los precios de las materias primas”, explica el informe de 11 páginas.
Asimismo, los autores del documento advierten sobre la fragilidad de la economía mundial, que, afirman, “sigue siendo débil según estándares históricos”, lo que se debe en mayor medida, explican, a que “el aumento de las tasas de política por parte de los bancos centrales para combatir la inflación sigue lastrando la actividad económica”.
“La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció en mayo que ya no considera al Covid-19 como una ‘emergencia de salud global’. Las cadenas de suministro se han recuperado en gran medida, y los costos de envío y los plazos de entrega de los proveedores han regresado a los niveles previos a la pandemia. Pero las fuerzas que obstaculizaron el crecimiento en 2022 persisten. La inflación sigue siendo alta y continúa erosionando el poder adquisitivo de los hogares. El endurecimiento de los bancos centrales en respuesta a la inflación ha elevado el costo del endeudamiento, restringiendo la actividad económica”, advierte el FMI.
El informe también aborda las preocupaciones sobre la salud del sector bancario. Aunque acoge con satisfacción la fuerte acción de las autoridades para contener las turbulencias en los bancos estadounidenses y suizos, señala que estas “podrían reanudarse a medida que los mercados se ajusten a un mayor endurecimiento de las políticas de los bancos centrales”.
Otra de las preocupaciones que plantea el informe es la situación de China, la segunda economía más grande del mundo y uno de los principales socios comerciales de varias economías latinoamericanas. “Después de un impulso para reabrir, la recuperación de China se está agotando. La actividad manufacturera y el consumo de servicios repuntaron a principios de año cuando las autoridades abandonaron sus estrictas políticas de confinamiento. Sin embargo, la persistente debilidad del sector inmobiliario está provocando la caída de la inversión, mientras que la demanda se mantiene débil y el desempleo juvenil aumenta”, advierte el informe del Fondo Monetario Internacional.
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