“Recuerda a tus maestros, ese maestro que te inspiró a hacer algo”, dice Adriana Barraza en un video promocional de la película. el último vagón, su más reciente proyecto cinematográfico, publicado a través de su cuenta de Twitter. Ella los recuerda. Menciona a doña Lolita, su maestra de primaria, quien en un momento difícil supo tenderle la mano y brindarle cariño. También menciona al director y productor Sergio Jiménez, fallecido en 2009, un “maestro de generaciones”; y Alejandro González Iñárritu, un docente “dentro de lo que es el trabajo” y a quien también considera un amigo, ya que él le dio la primera oportunidad en ama a los perros (2000) y posteriormente en Babel (2006), película que le valió 21 nominaciones, incluyendo Mejor Actriz de Reparto en los Globos de Oro y los Oscar.
Tras su papel más reciente como la profesora Georgina en el último vagón, del director mexicano Ernesto Contreras, Barraza (Toluca, 67 años) no duda en mostrar su agradecimiento tras meterse en un personaje que la emocionó desde la lectura del guión. “Terminé de leer y lloré. Las lágrimas no significan nada, ¿eh? Porque es muy fácil comprar tus gotas y fingir que estás llorando. No. Es una historia verdaderamente hermosa, contada sin adornos melodramáticos. Ernesto tiene un punto de vista para hacer sus películas que me gusta mucho. Puede hablar de temas muy difíciles. Trata a sus personajes como seres que, además de vicios, tienen una parte humana muy importante”, cuenta la actriz a EL PAÍS.
La nueva película de Contreras, que ganó el premio a la mejor película dramática en Sundance por sueño en otro idioma (2017), presenta al pequeño Ikal y su familia, quienes viven en un ferrocarril que recorre todo el país. En su última parada, Ikal conoce a Chico, un chico rebelde; Valeria, una niña muy inteligente; Tuerto, otro chico que forma parte de la comunidad ferroviaria, y Quetzal, un perro no criado que lo elige como su nuevo dueño. Los cuatro amigos son alumnos de Georgina, una maestra inquebrantable que hace todo por sus alumnos con lo poco que tiene. Juntos harán que Ikal sienta por primera vez que pertenece a un lugar.
el último vagón es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Ángeles Doñate, cuyo texto original se inspira en el caso de una maestra mexicana que enseñaba en un coche escolar. Los vagones escuela son un remanente de la época dorada de la red ferroviaria nacional, allá por los años veinte del siglo pasado. Estas escuelas brindaban asistencia educativa principalmente a los hijos de los trabajadores que, como Ikal, se vieron en la necesidad de viajar por toda la República. “De la mano de Ernesto encontré que Georgina tiene mucho de lo que soy como docente. Tiene disciplina, pero también una parte muy cariñosa y, algo que es muy importante, optimismo de cara al futuro. Es una película muy optimista porque habla muy bien de esa posibilidad que tiene el ser humano de elegir de la mejor manera”, añade.
Inspirada en Konstantín Stanislavski, Barraza, quien estudió dos años en la Facultad de Ciencias Químicas hasta que cambió su carrera por la actuación —su verdadera vocación desde los 15 años—, toma una derivación de las enseñanzas del pedagogo ruso, quien enseña como un maestro de actuación y utiliza para sus papeles lo que él llama “recurso al conocimiento del corazón humano”. “Cualquier experiencia del ser humano está dentro de uno, porque además de haber vivido, uno ve películas, ve pasar situaciones a una tía, a una abuela, a un amigo, fuiste a una exposición y miraste un cuadro que te inspiró. Todo ese cúmulo de experiencias hace que te pongas a pensar en ciertas cosas. Es el conocimiento de la vida que tienes y es lo que uso en este caso”.

Barraza, con un historial de más de 60 proyectos entre cine, televisión y teatro en México, Estados Unidos y Europa, no considera que haya un papel menor. No es una limitación si se trata de un papel protagónico, coprotagonista o secundario, al contrario, se fija en la empatía con el personaje y lo que aporta, aunque sea mínimamente, al panorama general de la historia. Fue esta filosofía de trabajo suya la que la llevó a compartir cartel con actores como Sylvester Stallone, Robert Duvall o trabajar con Guillermo del Toro o Sam Raimi. A sus 67 años, su trabajo no le falta y su edad no ha sido un factor limitante como otras compañeras actrices que quedan encasilladas en determinados roles o que ya no se consideran idóneas para determinados roles.
“Veo esta situación con mucho dolor. Recuerdo que cuando me nominaron al Oscar, leí que Judi Dench dijo con mucha tristeza que ya no había trabajo para ella. Dije ‘¡Guau! ¿Qué me espera si a una grande como Judy Dench le falta trabajo?’. Afortunadamente puedo decir que no me ha faltado, pero obviamente reconozco que es muy duro que se encasille a las actrices y que no haya trabajo a partir de cierta edad”, dice Barraza.
Con el salto a Hollywood y otros mercados internacionales que dio tras su participación en Babel Hace 17 años ha visto con alegría que otros actores como Tenoch Huerta o Pedro Pascal han podido dar este importante paso, además de papeles protagónicos y en importantes producciones, como Pantera Negra: Wakand para siempre cualquiera El último de nosotrosrespectivamente, y que se han dejado parcialmente de lado los roles estereotipados que proyectaban a los actores y actrices latinos como delincuentes, jardineros o trabajadores domésticos.
Tomemos como ejemplo el caso de escarabajo azul, la película de superhéroes de DC —otro de sus próximos proyectos—, que cuenta con un nutrido elenco de mexicanos o descendientes de mexicanos, como Xolo Maridueña, Elpidia Carrillo, George López o Damián Alcázar. “Eso es lo que pidió el director. [Ángel Manuel Soto] y obviamente también Warner, cuando se trata de Jaime Reyes, que es el Blue Beetle. Creo que hay muchos paradigmas que se han roto y otros que todavía no y que se está trabajando para ello”, especifica.
Barraza estaba con la agenda repleta. Aunque no quiere dejar de trabajar, manteniendo mucha energía y ánimo, dice que la pasión sigue al 100%, pero siente que la energía no es la misma. “Me canso. Me duelen muchas cosas en el cuerpo por mucho que uno haga dieta o ejercicio. Intento no terminar todo rápido, sino manejar mejor las cosas”, según admite, por eso ella misma es más selectiva con sus roles. , pero aun así, como contó antes, no considera que haya papeles pequeños.

Otro ejemplo de ello es su participación en el cortometraje El tesoro. Esta producción, un homenaje a las madres que buscan —dirigida por David Rodríguez Estrada—, se estrenará la primera semana de junio primero en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles y luego en Guadalajara. “Es un tema que quería tocar, hablar de las madres buscadoras en México especialmente. El cortometraje es mucho más difícil que una película porque tienes que decir algo con fuerza en muy poco tiempo. No es lo mismo dar un discurso de tres horas que dar un discurso de 15 minutos. David, quien es sumamente talentoso, encontró una manera sumamente talentosa y creativa de hablar sobre este tema derivado de la violencia y que afecta a nuestro país desde hace mucho tiempo”, dice la actriz.
Barraza también tiene un papel secundario en la película. Mónica, con Patricia Clarkson, sobre una mujer trans que se encuentra en una encrucijada vital. Su novio quiere dejarla y ella también se ve obligada a regresar a casa para cuidar a su madre enferma terminal, a quien no ve desde que era niña. La película está en los cines de Estados Unidos, pero la actriz espera que pronto encuentre distribución en México.
Por ahora, Barraza pondrá un alto en su agenda laboral en junio para poder pasar tiempo con su familia, pero no será por mucho tiempo, ya que en julio regresa al ruedo con nuevos proyectos. Haber superado un cáncer y haber sobrevivido a dos infartos le han enseñado a “relajarse un poco”, pero con más de 50 años de trabajo las ganas de hacer cosas no le quitan. “Tenemos que estar con la familia tanto como podamos. La perspectiva de la vida cambia con la edad, no lo creas, a veces ni siquiera enfermedades tan graves como el cáncer, que sí lo cambia, claro, pero la edad es la que te dice creo que hay que parar un poco por aquí y ser también más junto a los que amamos”, concluye.
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