‘Alucinación’ y corridos bélicos: la nueva ola de ‘narcocultura’ inunda las redes sociales

Ropa de marca, fajos de dinero, coches de lujo y armas. Las redes sociales se han inundado en los últimos meses en México con videos en los que los usuarios intentan mostrar vidas idílicas, emulando los hábitos asociados a la cultura del narcotráfico sin pertenecer necesariamente a un grupo criminal. Influencias como el corrido guelico —un subgénero musical que incorpora al corrido la violencia y las características de la música moderna— han renovado el panorama y la imagen que los jóvenes intentan mostrar en sus relatos. Todo ello, acompañado de una etiqueta: alucinar. El término, que hace referencia a fingir otra vida, acumula 5.800 millones de visualizaciones en Tiktok; y en Instagram 33.000 publicaciones. Expertos consultados por este diario sobre el fenómeno afirman que el propósito de esta tendencia es llamar la atención y que representa “un llamado de auxilio” por parte de la sociedad mexicana.

Jóvenes durante un concierto de Nathanael Cano en California en abril de 2022.
Jóvenes durante un concierto de Nathanael Cano en California en abril de 2022. imágenes falsas

La profesora de la Facultad de Filosofía de la UNAM Ahinoa Vásquez explica que la difusión de este tipo de contenidos en Tiktok —la red social con más presencia de la generación Z— es “un reflejo de la realidad” que vive México. El investigador reflexiona sobre si el contenido realmente podría llevar a la implicación de los jóvenes con el narcotráfico, y concluye que en realidad es una forma de querer “ser vistos y respetados”. Con esto defiende la premisa de que la tendencia no se proyecta en la realidad, sino que es la realidad la que se proyecta en el contenido. Ella Vásquez advierte que hay que distinguir dos conceptos en los que la disculpa está separada por una fina línea: la cultura de las drogas y el narcoficción. “El cultura de las drogas es lo que los narcotraficantes producen para los narcotraficantes; y el narcoficciones Son producidos por gente que no tiene nada que ver con el narcotráfico y para gente que no tiene nada que ver con el narcotráfico”, explica.

La cultura de la droga se ha derramado en las últimas décadas en varios campos de la cultura común, desde la religión hasta el muralismo. Un ejemplo de esto se puede ver en Culiacán, la capital de Sinaloa, donde se encuentra la capilla mayor de Jesús Malverde, un bandolero mexicano venerado como un santo. El polémico diálogo entre realidad y cultura de las drogas ha encontrado constantemente su camino en el contexto político. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, afirmó hace un año en una de sus conferencias que la población debería evitar consumir este tipo de contenidos porque se trataba de una “apología de la violencia”. Vásquez cree que las ficciones contribuyen de alguna manera a la normalización de la realidad; sin embargo, defiende que no se les puede culpar de la violencia que sacude al país. “No podemos criminalizar las ficciones por lo que está pasando en la realidad. La realidad es la realidad, y de ahí sacas todo el trasfondo y todo el material”, comenta.

La violencia que vive México se puede observar a través de las cifras que recoge el Inegi: en 2021 —último año con datos completos— hubo 35,700 homicidios; En los registros también encontraron que más de 22 millones de personas mayores de 18 años fueron víctimas de delitos. Los datos han llevado al contenido de narcoficción han sido vistos con cierto recelo por una parte de la sociedad. El presidente de Tejiendo Redes Infancia, Juan Martín Pérez, cree que lo ideal sería atender los problemas que existen en el día a día del país. “El tema es que seguimos sin ningún tipo de alternativa [a este estilo cultural en México] y sin ninguna forma de tocar la realidad. Tenemos a la mitad de la población en la pobreza. [en torno al 44%] y, si eres menor de edad, la posibilidad de ser pobre aumenta aún más. El reclutamiento de personas por parte de grupos criminales en los municipios controlados por ellos es una realidad, y ante eso el Estado mexicano no ha hecho absolutamente nada”, afirma.

Redes, corridos y un cambio de aires

Vásquez considera que la renovación de contenidos en las redes le ha dado un giro de 180 grados a la cultura mexicana: “Me parece bastante llamativo porque creo que México no es una cultura que en general se caracterice por tratar de demostrar poder, lujo o dinero en general. . Hasta hace poco no era común eso de que la gente presumiera o quisiera demostrar poder.” El corrido bélico y el tumbado han ido de la mano con la etiqueta de alucinar en las redes. El equipo de la agencia de comunicación Otra Compañía cuenta a este diario que la canción República Popular China —una colaboración entre Peso Pluma, 23, y Natanael Cano, 22— es la más utilizada para acompañar publicaciones que utilizan el término en Tiktok, con casi 278.000 ejemplos. El corrido es la cuarta canción más escuchada en Spotify en México, y un ejemplo de la consolidación del género en el país.

Hassan Kabande Laija, conocido como Peso Pluma, durante un evento en la Ciudad de México, en febrero de 2023.
Hassan Kabande Laija, conocido como Peso Pluma, durante un evento en la Ciudad de México, en febrero de 2023.PESO PLUMA OFICIAL

la carrera de República Popular China Es un ejemplo de esa emulación de los hábitos del narcotraficante. Solo en los primeros cinco segundos del video, Natanael Cano aparece fumando sobre una silla, mientras el cantante de Peso Pluma le pasa unos paquetes que imitan paquetes de droga. “Creo que es un grito muy desesperado de parte de los jóvenes, que están completamente criminalizados todo el tiempo, considerados sospechosos: de ser delincuentes, de no querer trabajar, de ser vagos… Es un grito desesperado de ‘mira yo, existo. ‘. Evidentemente es muy negativo”, defiende el investigador.

El presidente de Tejiendo Redes dice que el éxito de este tipo de música entre los jóvenes se debe a la construcción de su personalidad. Así, destaca tres conceptos esenciales en esta evolución: la identidad, basada en tratar de diferenciarse de su contexto familiar; el de pertenencia, con la búsqueda de formar parte de un grupo; y aceptación en la sociedad.

Pérez concluye que a pesar del momento de vulnerabilidad que atraviesan los jóvenes en la adolescencia, el impacto de cultura de las drogas y el narcoficción no tiene que crear un vínculo con un grupo criminal. Y destaca las tres vías más frecuentes que llevan a los jóvenes a entrar en el mundo delictivo: la implicación de un familiar, la búsqueda de venganza tras haber sido víctima de un hecho relacionado con la violencia, y el “levantón” -reclutamiento de una persona que tenía deudas con el grupo armado.

La polémica de la cultura de las drogas también tuvo una fuerte presencia en los últimos meses. En Halloween, los adornos al estilo narco se extendieron a ambos lados de la delgada línea entre la disculpa y la ficción. Un ejemplo de ello se pudo ver en el municipio de Boca del Río, en Veracruz, donde la concejala Belem Palmeros criticó el falso cuerpo embolsado que decoraba un parque temático infantil. El embolsado es una de las prácticas utilizadas por los grupos criminales para deshacerse de algunas de sus víctimas. Ella no fue la única. Julio César, jugador de Cruz Azul. saboreo Domínguez también se vio envuelto en controversia después de organizar la fiesta de cumpleaños con el tema de El Chapo de su hijo. El deportista acabó pidiendo disculpas: “Causó, con razón, indignación en la sociedad”.

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