La violencia que encoge a México volvió a dar otra muestra el martes pasado con la ejecución de seis personas en Apodaca, un municipio del norte del área metropolitana de Monterrey (Nuevo León). Uno de los cuerpos que apareció tirado junto a una pared tenía un chupete azul en la mano. En la tarde de ese mismo día, un bebé fue abandonado por una mujer en la parroquia Resurrección del Señor, a unos 12 kilómetros del lugar de los hechos. Las autoridades confirmaron el jueves que el niño de 5 meses era hijo de dos de las víctimas.
Junto a ese muro, junto al arroyo Topo Chico, aparecieron los cuerpos de Denis Martínez, de 18 años, y Cristian Charmín, de 28. Al igual que los demás, habían recibido un disparo en la nuca y presentaban signos de violencia. Eran de Tamaulipas, uno de los territorios fronterizos de México con Estados Unidos, donde el crimen organizado desata su crueldad a diario. Medios estatales informan que la pareja (de Nuevo Laredo, según dicen) tenía otro hijo de dos años, que vive con su abuela en el municipio de Tamaulipas.
Los expertos en genética del Instituto de Criminalística y Servicios Periciales realizaron un examen al menor de cinco años encontrado en la iglesia de Nuevo León. “El dictamen concluye que ambos adultos son padres biológicos del infante en estudio”, señaló el Ministerio Público en su escrito. La bebé se encuentra ahora en el Centro de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Capullos, en el municipio de Guadalupe. El DIF es el organismo encargado de asistir y apoyar a los familiares de las víctimas.
Los seis tiros junto al arroyo Topo Chico sonaron de madrugada. El muro pintado por grafitis en el que ocurrió el hecho separa el arroyo y un camino desgastado de un barrio residencial. La Fiscalía recibió una alerta alrededor de las 12:30 horas. Al llegar encontraron a las seis víctimas tiradas en el suelo y con un disparo en la nuca. El bebé se había ido. Dos días después de aquellos disparos, la autoridad estatal ha identificado a cinco de las seis víctimas: Denis Martínez, Cristian Charmín, Aldair Delgado (22 años, Tamaulipas), Gloria López (23 años, Tamaulipas) e Iván Vázquez (29 años, Tamaulipas). Chiapas). ).
Apodaca se ubica al norte de la metrópolis de Monterrey, territorio en el que la violencia que sacude la frontera también ha dado algunos indicios. La cercanía de estas ciudades con su vecino al norte de la frontera es vista por las organizaciones criminales como una oportunidad para desarrollar el negocio del narcotráfico en un mercado de unos 330 millones de personas. Los municipios más rurales de Nuevo León han denunciado esta violencia en los últimos meses. Un ejemplo ocurrió hace apenas unas semanas, cuando la policía neoleonesa asesinó a 10 presuntos delincuentes en una carretera que conecta Monterrey con Tamaulipas.
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