
Isaac Gamboa Lozano estuvo hace tres años en una lujosa casa de descanso en Temixco, Estado de Morelos, a donde acudió para quedarse con su familia debido a la pandemia de covid recién iniciada. Era jueves y estaban a punto de comer junto a la piscina; la primavera prodigaba un sol de ensueño. Alrededor de las tres de la tarde, un grupo de cuatro hombres armados irrumpieron en la casa sin forzar las cerraduras y asesinaron a sangre fría a Gamboa, sus tres hermanos y su madre de 60 años, a la vista de sus parejas, hijos y empleadas domésticas. . Los sicarios, que habían pertenecido a la Armada, cometieron el homicidio en menos de tres minutos. No se robó nada. Fueron a matar meticulosamente a los Gamboa, comenzando por Isaac, un poderoso exfuncionario del Departamento de Hacienda de Enrique Peña Nieto que unos años antes había participado en el Operación Zafiroun esquema de desvío de recursos públicos implementado por el Gobierno para financiar campañas del PRI.
Este domingo se cumple el tercer aniversario del asesinato de Gamboa sin que se conozca el verdadero móvil del crimen. La Fiscalía de Morelos capturó a Bethzabee “N”, esposa de Isaac Gamboa, días después del multihomicidio, acusándola de ser la autora intelectual en connivencia con el líder de los asesinos, quien era escolta de su esposo y con quien presuntamente tuvo una relación sentimental. relación . La propia mujer fue enviada al penal de mujeres de Atlacholoaya, Morelos, donde permanece recluida desde entonces, sin sentencia. Las autoridades, que han insistido en enmarcar el móvil como un “crimen pasional”, bautizaron su expediente como la caso de la viuda negra. La Fiscalía estatal ha decidido no incluir el pasado político de Gamboa como línea de investigación del asesinato, en particular su participación en un caso de corrupción que autoridades federales y locales ya habían comenzado a desentrañar y por el que varios funcionarios de menor rango ya habían intervenido. caído Era previsible que en algún momento empezarían a rodar cabezas de niveles superiores.
En el sexenio de Peña Nieto, Gamboa fue titular de la Unidad de Política y Control Presupuestario del Ministerio de Hacienda, área desde la cual autorizó a su discreción transacciones millonarias de fondos públicos a los Estados. El jefe de Gamboa era el secretario Luis Videgaray, un influyente colaborador del entonces presidente del PRI. En 2016, antes de las elecciones estatales de ese año, Gamboa autorizó una transferencia millonaria al Gobierno de Chihuahua que encabeza César Duarte. De ese dinero, 250 millones de pesos fueron desviados y lavados a través de empresas pantalla para finalmente enviarlos a las arcas del PRI, entonces dirigido por Manlio Fabio Beltrones. Así lo documentó la Fiscalía de Chihuahua una vez que el partido tricolor perdió las elecciones de ese año y subió al poder Javier Corral, del PAN. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) documentó que la Operación Zafiro se replicó en más Estados y que el monto desviado del Tesoro Federal fue mucho mayor.
Tras el asesinato de Gamboa, el 21 de mayo de 2020, la UIF descubrió que él y su esposa Bethzabee —con quien tuvo dos hijos— habían construido su propio imperio: ella, al igual que su testaferro, era accionista de tres empresas fachada que lavaban de 64 millones de pesos. Pero estas empresas eran solo la punta del iceberg de una red de lavado de dinero a gran escala por la que circulaban alrededor de 5.800 millones de pesos, muchos de los cuales eran enviados a cuentas en el extranjero, según investigaciones de la UIF. Si parte del dinero en esa red provino de sobornos pagados a Gamboa por sus servicios corruptos, o si sus empresas fueron utilizadas directamente para lavar los recursos desviados en la Operación ZafiroEs algo que debe determinar la Fiscalía General de la República (FGR), que en 2020 abrió una carpeta de investigación en la que Bethzabee y varios prestambres son acusados de delincuencia organizada y lavado de dinero.
Ese expediente federal camina por un camino diferente al de la carpeta de homicidios abierta a nivel local. La Fiscalía de Morelos sustenta la hipótesis de un “crimen pasional” con base en la declaración de un amigo lejano del guardaespaldas de Gamboa y testimonios de los sobrevivientes de la masacre, quienes aseguran que el imputado dejó entrar a los asesinos a la casa de Temixco. A la fecha, solo un miembro del comando armado, Jesús Manuel “N”, el mongoy, que también era marinero, ha sido detenido y condenado a 125 años de prisión. Los otros tres asesinos están prófugos.
La defensa de la viuda de Gamboa ha sido errática. El acusado ha cambiado de abogado cuatro veces. Este viernes estaba previsto reanudar el juicio en su contra, tras tres años de aplazamientos provocados por la pandemia y, sobre todo, por las medidas cautelares que han promovido sus representantes legales. El nuevo abogado de Bethzabee “N” se presentó a la audiencia en el Centro de Justicia de Atlacholoaya sin la carpeta de investigación, alegando que la Fiscalía no le entregó una copia completa. La jueza Patricia Aguirre Gálvez, impaciente, consideró que el joven abogado demostró no tener los conocimientos mínimos y decidió destituirlo como representante de la acusada, a fin de proteger su derecho a una adecuada defensa. La jueza ofreció asignarle a Bethzabee un abogado de la Defensoría Pública, aunque también dejó abierta la posibilidad de contratar a otro particular. El 30 de mayo, las partes deberán comparecer nuevamente ante el tribunal de juicio.
El exgobernador Javier Corral, en cuya Administración en Chihuahua el Operación Zafiroha dicho anteriormente que la muerte de Isaac Gamboa significó perder una pieza de la mayor importancia en el rompecabezas de la complicidad que hizo posible el desvío de recursos en el peñismo. Por su posición privilegiada en el gobierno federal; Por su cercanía a Videgaray, Gamboa era un hombre que sabía demasiado.
Suscríbete aquí hacia Boletin informativo de EL PAÍS México y recibe toda la información clave de la actualidad de este país