Chivas – Tigres: La amargura del Guadalajara, Samuel García y el ‘ya mérito’: la resaca de la derrota de Chivas
Alan Mozo, jugador de Chivas, se lamenta tras perder la final de la Liga MX ante Tigres.
Alan Mozo, jugador de Chivas, se lamenta tras perder la final de la Liga MX ante Tigres.Francisco Guasco (EFE)

La Minerva, epicentro de la fiesta de los logros deportivos, quedó vacía. No hubo fiesta ni canción de Vicente Fernández para decir que siguen siendo el rey. Sólo silencio, rostros desconcertados y miradas perdidas. El estadio, nada más sonar el pitido final, perdió a más de 46.000 aficionados que presenciaron el partido. Solo quedaron los grupitos de hinchas de Tigres que celebraron su octava Liga MX, los jugadores y sus familias en la cancha. En los pasillos quedaba todavía alguna afición rojiblanca que recogía un montón de vasos de cerveza y que respiraba la última vez que vio el terreno de juego. “No nos vamos decepcionados, esto es un proceso”, dice Guillermo González, quien viajó desde el norte, Chihuahua, para ver a su equipo caer 2-3 ante Tigres y quien se mostró reacio a abandonar el lugar.

“Los jugadores no me rompieron el corazón, creo que hicieron un muy buen torneo, llegaron a la final cuando nadie daba un centavo por Chivas. Han demostrado que los mexicanos podemos lograr mucho. Teníamos que perder, tenemos que seguir. Que los demás clubes se arreglen para el próximo”, dice Sara Gutiérrez. “Yo no soy entrenador profesional, pero no hubiera sacado a Alexis Vega. Mucho menos Alan Mozo. Si los hubieran mantenido en el campo, estaríamos hablando de otra cosa”, dice Otto Trujillo, un aficionado de 47 años, sobre el punto de quiebre del partido cuando, a 30 minutos del final, el técnico Veljko Paunovic sacó lo mejor de sí. futbolista Vega.

En la idiosincrasia mexicana existe el término ya merito, que hace referencia a la victoria que se desvanece en los últimos minutos o al centímetro que separa la gloria del fiasco. Se ha utilizado desde siempre: si hubieran metido a Hugo Sánchez en el Mundial de 1994, si Matador Hernández hubiera marcado contra Alemania, si no hubieran hecho ese gol de Robben… En el caso de Chivas, esa pregunta rondará: qué sobre si hubieran dejado a Alexis Vega en la cancha? “Hay que saber perder”, matiza D. Aníbal Girón.

El contraste radical de la melancolía rojiblanca fue Samuel García, gobernador de Nuevo León, hincha confeso de los Tigres. De niño le hizo una entrevista a su ídolo, el arquero Robert Dante Siboldi que jugaba para los felinos y quedó una fotografía de ese momento. 22 años después la escena se repitió cuando el político ingresó a la cancha para festejar con los futbolistas y tomarse el mismo retrato con Siboldi, hoy entrenador. García, bien vestido con su camiseta, se codeó con las familias de los futbolistas y partió en el mismo autobús. “La gente no lo entiende, somos incomparables. Como la hinchada de Tigres, no hay otra. Nunca son los mismos. Vamos Tigres. Te quiero ver… ¡campeón otra vez!”, se escuchó en el pasillo que cruza la sala de prensa. García en modo fanático. “¿Cómo no voy a hacer su estadio? ¡Cómo los quiero!”, dijo. dijo en un video que subió en referencia a una de sus grandes promesas.

El portero Nahuel Guzmán, ganador de cinco títulos de liga, llegó al estadio con la bocina en la mano. Es el hombre de la música. Nada más pasar por la sala de prensa puso una versión cumbia de arrancarlo de WOS, el mismo que empujó a la selección argentina en el Mundial de Qatar. “Me lo imaginaba así. Esta es la historia de esta institución: caer, levantarse, caer… Hasta aprender a levantarse. Siempre sales adelante. Nos dieron por muertos, porque entramos por la ventana. Nada nos hizo daño. Había que insistir, el resultado acaba siendo consecuencia de insistir, de tener resiliencia”, comentó tras el partido.

Guadalajara se entregó por completo a los rojiblancos. Los autos volvieron a mostrar las banderas rojiblancas, por las plazas y calles los hinchas lucieron sus camisetas. Los fanáticos llenaron el estacionamiento de su estadio cinco horas antes de que sonara el silbato. Las largas filas marcaron un partido que tuvo que pasar por el filtro fan ID, un mecanismo para verificar la identidad de los hinchas y bloquear el paso a la violencia. O esa es la intención. En las boleterías había una congregación de hinchas de Tigres y Chivas. Una chispa de insultos agitó el ambiente que terminó con puñetazos y latas tiradas a cada lado. La afición rojiblanca esperó a que su equipo entrara al estadio para saludarlos con cánticos, mientras el camión de Tigres recibía a pedradas. Los incidentes no escalaron, sin embargo, la herida de Querétaro sigue abierta cuando en 2022 sus barras bravas propinaron una espantosa paliza a sus pares del Atlas.

Los Tigres partieron temprano de Guadalajara con la copa y la fiesta que fue, por 45 minutos, Chivas. Ocho ligas ganadas, seis desde 2011 y una afición que, al menos en Nuevo León, está arrasando.

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