
La Fiscalía General de la República (FGR) ha detenido y vinculado a proceso a Luis Rafael García Luna Acuña, uno de los presuntos dueños de la empresa El Pinabete, la empresa que explotaba la mina de carbón en Sabinas, Coahuila, en la que se produjo el hundimiento de los últimos 10 hombres de agosto murieron. Sus cuerpos aún no han sido recuperados. Luis tenía una orden de captura internacional desde septiembre, cuando la Interpol emitió un expediente rojo en su contra, Cristian Solís Saavedra —una especie de capataz, detenido en septiembre— y Arnulfo Garza Cárdenas, también identificado como el dueño, quien sigue siendo un fugitivo y paradero un extraño.
El Ministerio Público acusa a García Luna Acuña de un “delito de explotación ilegal de un bien que pertenece a la nación”. La detención del presunto sospechoso ocurrió el 18 de mayo en una residencia del Valle de San Ángel, en San Pedro Garza García, Nuevo León, pero la información no se había dado a conocer hasta este jueves. Tras su detención, un juez de distrito vinculó al sospechoso a un juicio y fijó un plazo de un mes y 15 días para una investigación adicional. Ahora, García Luna Acuña se encuentra en prisión preventiva en el Centro Federal de Readaptación Social número 18 en Ramos Arizpe, Coahuila.
La Fiscalía considera que García Luna Acuña, Solís Saavedra y Garza Cárdenas “incurrieron en responsabilidad penal por haber permitido que en el pozo se realizara una explotación ilegal de carbón”. Sin embargo, a pesar de que el Ministerio Público habla de explotación ilegal, la empresa El Pinabete tenía un contrato con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por 75 millones de pesos. Según reveló una investigación del portal Animal Políticoel organismo público calificó la explotación como “segura” y acordó comprar todo el mineral que se extrajo de 2020 a 2024.
La CFE, pieza clave en la reforma eléctrica del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, no ha asumido responsabilidad alguna por la tragedia de El Pinabete. Sin embargo, sus calderas se alimentan casi en su totalidad con carbón de Coahuila: el 99% del mineral que compra la agencia proviene de esta región. En cuanto a Solís Saavedra, el otro presunto autor encarcelado, muchos de los mineros y vecinos de Sabinas entrevistados por EL PAÍS consideran que se trata simplemente de un “prestamista de nombre”, un testaferro que sólo aparecía en los contratos como responsable legal en caso de que habría algún problema, pero sin poder real en la empresa.
“Los dueños de Pinabete son los socios de Régulo Zapata, quien fue alcalde de Sabinas. El que estan poniendo como dueño [Solís Saavedra], quien dicen que es el responsable, es un muchacho de 27 o 28 años, obviamente no es el dueño de la mina. Esto empezó cuando [el expresidente mexicano, Carlos] Salinas de Gortari privatizó la minería. La mayoría de las minas pertenecían al Estado, y cuando el Estado las privatiza, todas las minas viejas son entregadas a los caciques locales. Son un grupito de familias que se quedaron con todo: a la vez son empresarios del carbón, ganaderos y alcaldes”, dijo en entrevista con este diario Cristina Auerbach, una de las principales expertas en minería de la región.
El pozo de carbón y la empresa Pinabete están rodeados de opacidad y acusaciones de irregularidades y malas prácticas. Las condiciones de seguridad en la mina brillaron por su ausencia. Ni siquiera había una lista oficial de cuántos mineros estaban trabajando en el momento del accidente, una medida básica. Las viudas de los 10 trabajadores enterrados también han denunciado que, a pesar de que la empresa se comprometió a pagarles el salario que percibieron sus maridos durante el tiempo que duró el rescate de los cadáveres —que las autoridades esperan recuperar este año—, la El dinero dejó de llegar tan pronto como se enfrió el calor de los medios.
Tras el derrumbe, el gobierno otorgó una indemnización de 4.700.000 pesos (unos 250.000 dólares) a cada viuda. La pensión por el accidente, que corresponde a El Pinabete, no ha sido pagada. La empresa, según las viudas, aseguró que había entrado en concurso de acreedores para no pagar.
El 3 de agosto de 2022 colapsó el pozo Pinabete debido a una inundación masiva provocada por millones de litros de agua acumulados en la mina Las Conchas, explotación abandonada hace décadas y completamente inundada por su cercanía al río Sabinas. Aunque algunos mineros lograron escapar, 10 hombres quedaron atrapados en las galerías. Se inició un rescate contrarreloj mientras las familias aguardaban una angustiosa espera a las puertas de la finca. A fines de ese mes, López Obrador dio por muertos a los trabajadores. Las labores de rescate se convirtieron en labores de recuperación de restos humanos. Ahora, la detención de García Luna Acuña acerca a las familias a algo parecido a un sentido de justicia, aunque entre las víctimas reina el sentimiento de que hay muchos más responsables de las muertes que nunca serán juzgados. Mientras tanto, 10 cuerpos permanecen bajo tierra.
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