La guerra en Ucrania comenzó en 2014 y ha tenido un impacto aún más devastador desde febrero de 2022, cuando comenzó la invasión a gran escala de Rusia en Ucrania. La guerra, las bombas y la violencia han generado un desplazamiento forzado masivo de personas hacia diferentes partes del país y también más allá de sus fronteras. Se estima que más de cinco millones de personas han sido desplazadas internamente, y según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), millones son refugiados en diferentes rincones de Europa.
Todos en Ucrania sufren los estragos de la guerra, pero las mujeres, las niñas y los niños son especialmente vulnerables, expuestos a la violencia y el abuso que dejan cicatrices físicas y emocionales. Mientras que la ley marcial frena a los hombres, las mujeres enfrentan enormes desafíos para sobrevivir, obligadas a tomar decisiones difíciles sobre cómo salir de sus hogares para salvaguardar sus vidas y las de sus familias.
La fortaleza de estas mujeres es admirable, algunas han iniciado pequeños negocios, otras han encontrado trabajo en organizaciones humanitarias; y hay quienes han utilizado su experiencia para ayudar a otros que pasaron por situaciones similares, convirtiéndose en líderes y defensores de los derechos de las personas desplazadas y refugiadas. Son mujeres con historias inspiradoras de superación.

En mi visita a Cracovia, Polonia, fui testigo del trabajo de un centro apoyado por ACNUR dedicado a la inclusión de refugiados ucranianos, brindándoles atención psicosocial y de salud mental. La guerra ha infligido graves traumas a quienes huyen de sus hogares, por lo que la salud mental es un elemento crucial de la respuesta humanitaria.
En Ucrania, las necesidades humanitarias siguen siendo enormes, con casi 18 millones de personas que requieren asistencia humanitaria urgente. Visité la ciudad de Borodyanka, en las afueras de Kiev, donde los misiles y las bombas habían destruido edificios enteros. En esta ciudad se están distribuyendo kits de emergencia para reparar viviendas dañadas, y se está brindando asesoría legal y apoyo psicológico a quienes han vivido el trauma de la guerra. Visité a una familia cuya casa había sido completamente destruida por el impacto de un misil, afortunadamente se les proporcionó una casa prefabricada que se instaló al lado de donde estaba su casa y que les servirá de refugio, donde podrán residir mientras el se llevan a cabo las reconstrucciones necesarias, lo que puede llevar mucho tiempo para algunas familias.

Tuve la oportunidad de conocer a Lyudmyla durante una visita a Uzhhorod. Esta mujer de 87 años, originaria de Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, ya ha vivido dos guerras en su vida. Era solo una niña de seis años cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, una experiencia que nunca esperó repetir. Sin embargo, la reciente guerra en Ucrania la obligó a ella y a su familia a convertirse en desplazados internos. Ahora, en Uzhhorod, Lyudmyla, sus hijos y sus nietas son parte de cuatro generaciones obligadas a mudarse como resultado de la guerra. A pesar de las circunstancias, Lyudmyla es un testimonio de resiliencia y determinación. Su historia subraya la urgente necesidad de solidaridad y apoyo de la comunidad internacional para los desplazados internos en Ucrania.
En Eslovaquia, hablé con Tkachuk, una periodista ucraniana y madre soltera refugiada en el país vecino, cuyo espíritu optimista y habilidades periodísticas la han llevado a exponer las historias no contadas de los refugiados ucranianos a través de un innovador podcast. Sin embargo, no ha sido un camino fácil para ella. El desafío de equilibrar su trabajo periodístico mientras crea un entorno seguro y brinda atención confiable a su hija en un país extranjero ha requerido una gran fortaleza y resiliencia. A pesar de estos desafíos, Tkachuk persiste, su voz continúa resonando en su podcast y su historia es un testimonio vivo de superación personal en tiempos de adversidad, inspirando a muchos como ella y generando empatía en la comunidad. anfitrión.

Las necesidades humanitarias son enormes. Por esta razón, múltiples organizaciones, incluido ACNUR, en coordinación con el gobierno y otros socios, trabajan en Ucrania y los países vecinos para proteger y ayudar a los refugiados y desplazados internos. Las familias obligadas a huir han recibido apoyo para encontrar vivienda, alimentación, acceso a la educación de sus hijos, atención médica y apoyo para que puedan acceder al trabajo y mantener a sus familias.
A pesar del trabajo de múltiples organizaciones, aún queda mucho por hacer para ayudar a la población ucraniana afectada por la guerra. Se debe mantener el esfuerzo de la comunidad internacional y de todos los que apoyamos a las personas que se han visto obligadas a huir para que las personas afectadas puedan seguir recibiendo asistencia humanitaria que les permita acceder a servicios básicos como alimentación, agua potable, atención médica cuidado, alojamiento temporal o apoyo psicológico.
Hoy más que nunca necesitamos solidaridad y apoyo para los que sufren. Conozca el trabajo de ACNUR y únete a nosotros para salvar vidas.
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