El anunciado fin del Título 42 convulsiona las fronteras mexicanas

El anuncio del fin del Título 42 ha revolucionado la junta migratoria mexicana. El 11 de mayo Estados Unidos pone fin a la emergencia sanitaria por covid-19 y con ella a la polémica medida que permitía la expulsión inmediata de los migrantes que cruzaban la frontera sin permiso. Durante tres años, México se había convertido en la sala de espera de todos aquellos que eran rechazados por su vecino del norte. Ahora, con la extinción del Título 42, las puertas de Estados Unidos no se abrirán, pero el canciller, Marcelo Ebrard, ha reconocido que se espera un fuerte incremento en el tránsito de migrantes, que buscan desesperadamente acercarse a EE.UU. lado.

El impacto del anuncio está recorriendo el país como una corriente de sur a norte. En Tapachula, en la frontera con Guatemala, se han registrado en los últimos días nuevas peleas entre migrantes que luchan por agilizar los trámites migratorios que les permitan salir de Chiapas y continuar su viaje. En Ciudad de México, una de las paradas recurrentes, algunos albergues se están vaciando porque los migrantes se han precipitado hacia la frontera. “La desesperación por llegar ha hecho que quienes tenían un trámite o quienes estaban esperando su solicitud de asilo lo hayan abandonado porque querían llegar lo antes posible”, explica Gabriela Hernández, directora del albergue Tochán. En Ciudad Juárez, las autoridades estadounidenses estiman que ya hay unas 12.000 personas esperando para cruzar el próximo jueves a El Paso, donde su alcalde, Óscar Leeser, ha declarado el estado de emergencia. Leese señala que otros 3.000 pueden unirse de una nueva caravana.

“Estamos viendo un flujo muy importante en los últimos días a base de un engaño, que es: le dicen al pueblo venezolano, centroamericano, ‘apúrense a llegar a Estados Unidos cruzando México porque el 11 de mayo le van a quitar Título’. 42”, dijo Ebrard este viernes en conferencia de prensa. El canciller ha insistido en que el mensaje de libre entrada es falso, porque el país tiene otras disposiciones legales.

Un agente de la Patrulla Fronteriza registra a un hondureño que fue atrapado cruzando la frontera el 26 de abril en Nuevo México.
Un agente de la Patrulla Fronteriza registra a un hondureño que fue atrapado cruzando la frontera el 26 de abril en Nuevo México.PAUL RATJE (Reuters)

El Título 42 es una antigua directiva revivida por Donald Trump para contener la migración ilegal bajo el pretexto de la crisis sanitaria durante la pandemia. Su desaparición era cuestión de tiempo. En los últimos tres años ha operado en conjunto con el Título 8. Por ejemplo, en diciembre del año pasado, la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP) realizó 251,487 arrestos, de ellos, 50,000 fueron personas enviadas a México bajo el Título 42, pero los otros 202.000 fueron deportados a sus países de origen bajo el Título 8. Esta medida se aplica desde 1995 e implica una sanción administrativa: durante cinco años el extranjero no puede volver a ingresar a Estados Unidos, ni siquiera por turismo o con fines de reunificación familiar. . Eso es lo que Estados Unidos seguirá usando.

“Hay desinformación entre la población migrante que cree que la culminación del Título 42 les abrirá las puertas para ingresar a Estados Unidos e iniciar el proceso de solicitud de asilo, pero es todo lo contrario. Después del 11 de mayo, toda persona que intente ingresar ilegalmente será deportada bajo el Título 8”, explica Inés Barrios, coordinadora académica del Colegio de la Frontera Norte.

Como ejemplo de la estrategia estadounidense, el investigador pone el ejemplo de los 1.500 soldados que el gobierno de Joe Biden ha enviado a la frontera, que se suman a los 3.500 que ya patrullaban la frontera, para contener la llegada de miles de migrantes. “Ante este cambio de situación, lo que vemos es una militarización por parte de Estados Unidos”, explica este médico de Migración, “y por parte de México no vemos ninguna acción clara para responder a la recepción de estos migrantes”.

Vehículos militares estacionados a lo largo del muro fronterizo en Brownsville, Texas, el 3 de mayo de 2023.
Vehículos militares estacionados a lo largo del muro fronterizo en Brownsville, Texas, el 3 de mayo de 2023.MICHAEL GONZÁLEZ (Getty Images vía AFP)

Este es un momento delicado para un cambio de paradigma en la política de inmigración. El Instituto Nacional de Migración (Inami) de México enfrenta una situación compleja tras el incendio en uno de sus centros en Ciudad Juárez que dejó 41 migrantes muertos y por el que se acusa al titular del Inami, Francisco Garduño, entre una decena de funcionarios federales. . Con una institución entre las cuerdas, México va a tener que ajustarse a la presión migratoria que se vive entre sus fronteras y a los empujones de la Administración de Joe Biden, donde la migración se ha convertido en un tema crítico para los demócratas.

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha comprometido a seguir recibiendo venezolanos, cubanos, haitianos y nicaragüenses, que en lugar de ser deportados a sus países, serán enviados de regreso a México. Con un cambio: antes el Título 42 permitía a los migrantes intentar cruzar muchas veces porque no había consecuencias al ser expulsados ​​a México, pero ahora si Estados Unidos expulsa a los migrantes de estas nacionalidades bajo el Título 8 a México, la sanción administrativa les impide regresar intentar cruzar legalmente en cinco años. Esto deja dos opciones: “Que aumenten los procesos de rutas irregulares y clandestinas, que los migrantes sean obligados a contratar a un traficante, lo que aumenta la vulnerabilidad”, dice Inés Barrios, o la larga espera en un país convertido en olla a presión, que en 2022 registró un récord histórico de solicitudes de asilo, con más de 120.000.

El sol no da tregua en Ciudad Juárez. Alguien ha hecho circular el rumor de que la puerta 36 del muro que separa a México de El Paso, en EE.UU., está abierta. Cientos de migrantes se embarcan en una caminata de casi dos horas que separa esta puerta del centro de la ciudad. En los grupos hay mujeres embarazadas, niños y cochecitos de bebé. La mayoría no tiene agua ni nada para protegerse del sol, pero la esperanza de cruzar es más fuerte. Es finales de marzo y no hay brecha del otro lado, entonces los migrantes tienen que dar la vuelta y seguir esperando, durmiendo en albergues, pidiendo dinero, limpiando los vidrios de los autos. Así sobreviven en México miles de personas, tambaleándose por la desinformación y la incertidumbre, mientras intentan conseguir una cita en la aplicación CBP One, que las autoridades estadounidenses han puesto a disposición para solicitar asilo en el país. En este contexto vulnerable, en el que hasta un WhatsApp provoca una caravana, el fin del Título 42 lo pone todo patas arriba.

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