La estación seca en la Ciudad de México está provocando más complicaciones respiratorias que otros años. A la contingencia ambiental por ozono, se suma la contaminación del aire y el exceso de polen, con concentraciones superiores al 80% en algunos puntos cercanos a bosques y parques. Este ambiente súper cargado de partículas ha desencadenado asma, tos, estornudos y otros problemas respiratorios entre la población, según la Red Mexicana de Aerobiología (REMA). “Han aumentado las alergias respiratorias, el asma y problemas como conjuntivitis, rinitis y lagrimeo”, dice María del Carmen Calderón, directora de la red.
Si el aire de la capital suele ser uno de los más contaminados del mundo, la llegada masiva de polen de los fresnos durante los meses de enero y febrero ha dificultado aún más la respiración. Calderón señala que en la última década las reacciones alérgicas al polen en la ciudad han aumentado entre un 15 y un 20%, tendencia que se repite en otros países debido al aumento de las temperaturas por el cambio climático, que ha desencadenado periodos de floración más largos en algunos árboles. “Si antes la floración de un árbol duraba dos o tres meses, ahora puede durar hasta seis meses y las personas que son sensibles a ese polen se exponen a él durante más tiempo”, asegura.
El polen que se produce en los bosques y parques al noroeste, oeste y suroeste de la capital es llevado por los vientos hacia la capital y el Valle de México. “Eso quiere decir que hay movimiento de polen en todas partes de la ciudad, también en el norte y en el centro”, explica el médico. Una vez en el ambiente, los granos de polen se adhieren a las partículas en suspensión que suelen estar en el aire. “Las proteínas en el grano de polen se adhieren a otras partículas cuando se transportan por el aire, y respiramos esa mezcla”, agrega.
El polen y los contaminantes se convierten en una especie de superpartículas que permanecen más tiempo en el ambiente y que provocan reacciones alérgicas. “Polvo, productos químicos, microplásticos, restos orgánicos, esporas de hongos…”, enumera Calderón. Desde la organización que dirige, la doctora habla del trabajo conjunto que realiza la red con la Comisión Ambiental de Megalópolis (Came), organismo encargado de monitorear la calidad del aire en la capital y sus alrededores, para que los datos que ofrece a la entidad También se incluyen las altas concentraciones de polen en el medio ambiente. Entre las zonas donde la REMA ha detectado mayores niveles de polen se encuentran Cuajimalpa, Chapultepec, Ciudad Universitaria y sus alrededores.
Los especialistas han identificado más de 50 tipos diferentes de polen en el aire de la Ciudad de México y, desde 2008, monitorean su concentración en varios puntos de la capital como el bosque de Chapultepec, el bosque de Tlalpan, Cuajimalpa o Ciudad Universitaria. A través de sus redes sociales, utiliza un mecanismo de semáforo para advertir a la población de los niveles en varios puntos de la ciudad. En esta temporada de cenizas, la doctora Calderón recomienda evitar las horas en las que más polen suelta “Entre las 10:00 y las 12:00 horas y hasta las 15:00 o 16:00 horas de la tarde”, explica.
Aunque los niveles de floración de los fresnos bajarán en marzo, comenzará la temporada de robles, con una alta carga de alérgenos, por lo que los especialistas recomiendan acudir al médico para recibir algún tratamiento que mitigue los efectos del polen. “Las recomendaciones son similares a las de la contingencia: no salir en las horas de mayor exposición, usar cubrebocas y tratar de permanecer adentro lo más posible”, dice el director de la REMA. “Las alergias al polen siempre estarán ahí, porque necesitamos que el polen siga existiendo, que las plantas y los árboles existan. Por eso es importante cuidarse”, dice María del Carmen Calderón.
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