El último feminicidio en Ciudad Juárez: encontraron a tres mujeres degolladas en la misma casa

A las tres de la tarde del sábado, un vecino de la calle Hacienda El Encanto notó que la puerta del 10314 estaba abierta. En el interior estaban los cuerpos de tres mujeres, estaban atadas de pies y manos. La Fiscalía de Chihuahua ha determinado que sus gargantas fueron decapitadas como causa de la muerte. A pesar de la escena de terror, el asesinato de Diana Priscila, 27, Betzy Itzel, 20, y CD, 17, parece haber pasado desapercibido en un país donde cada día son asesinadas 10 mujeres, y en un pueblo, Ciudad Juárez, que sigue registran el segundo mayor número de feminicidios en todo México.

Con viviendas precarias y un alto grado de marginalidad, la colonia Hacienda de las Torres forma parte del nuevo paisaje industrial de Ciudad Juárez. Situada al sureste de la localidad, ha visto crecer en los últimos meses la presencia de grupos dedicados al narcomenudeo, con especial protagonismo de Los Mexicles, banda carcelaria surgida en el sur de Estados Unidos, que echó raíces de este lado de la frontera hace años y ahora aterroriza a Juárez. Uno de sus cabecillas, El Güero, logró fugarse de prisión en diciembre tras un motín que dejó 17 muertos y 30 presos prófugos. Murió frente a las autoridades que iban a arrestarlo. La casa con las mujeres estaba ubicada en un área controlada por esa banda.

La casa, según detallan los vecinos a El Heraldo de Juárez, llevaba unos dos meses abandonado: no tenía agua ni gas. Una de las jóvenes asesinadas pasaba dos o tres veces por mes por el inmueble para “verificar que todo estuviera en orden”, explicó un vecino, que vive a unos 40 metros de la casa donde fueron encontradas las víctimas y que pidió a los medios locales mantén tu anonimato. El viernes pasado llegaron sobre las nueve de la noche, como “mandados del dueño de la casa que la alquilaba”, limpiaron y sacaron la basura. A partir de las 11 de la noche no se escuchó más ruido. Los vecinos la volvieron a ver hasta el día siguiente, cuando ya estaban muertos.

A pesar de la espeluznante naturaleza del asesinato, se sabe poco sobre las mujeres más allá de su edad. Su identificación se ha realizado gracias a la colaboración de sus familiares, según ha informado la Fiscalía. Ciudad Juárez ha tenido un pasado femicidio inclemente desde la década de 1990. La localidad fronteriza se convirtió en el referente mundial de feminicidios. vino a hablar de juarificación de México, de América Latina, cuando lejos de allí se repetían los patrones de desaparición, tortura y asesinato. Desde entonces, investigadores como Julia Mónarrez, del Colegio de la Frontera Norte, se han obsesionado con preguntas: ¿por qué Juárez? ¿Por qué estaban matando mujeres jóvenes aquí y así? ¿Por qué no encontraron a los culpables? ¿Por qué continuaron los crímenes? Cada vez que se registra un nuevo asesinato, se vuelve la falta de respuestas.

Uno de sus crímenes, denominado Campo Algodonero, llevó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a condenar a México por no haber buscado con vida a las jóvenes y por no haber podido averiguar qué les sucedió. Obligaron al gobierno local a erigir un memorial donde se lee una placa: “En Ciudad Juárez hay violencia sistémica contra las mujeres”.

Desde que hay registros, en una ciudad de 1,5 millones de habitantes, más de 2.400 mujeres han sido asesinadas y más de 300 desaparecidas. Frente a un Estado incapaz de protegerlos o esclarecer los crímenes, está la lucha de las familias y colectivos de Ciudad Juárez. Sin embargo, aún no hay representación para CD, Diana Priscila y Betzy Itzel. Mónarrez explicó a EL PAÍS: “Mientras no se sepa quién inició esta masacre de mujeres, por qué, cuáles fueron los motivos, quiénes participaron y se haga justicia, mientras tanto seguirán los asesinatos”.

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