Foment del Treball arrancó hace más de un año los trabajos para intentar acotar el máximo posible las opciones de ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat, un proyecto presentado por la empresa semipública Aena, que crea división política y social en Cataluña por su impactos en zonas verdes protegidas y que la patronal ve indispensable como catalizador de la economía catalana. Este lunes ha presentado su balance después de analizar once opciones diferentes y, aunque no hace una defensa cerrada de ninguna de las alternativas, sí ha elaborado una clasificación en la que cuatro alternativas están en cabeza, curiosamente empatadas. Tres de ellas son fórmulas muy cercanas a la defendida por Aena, consistentes en ampliar la pista mar intentando limitar la afectación sobre las zonas verdes que rodean al aeropuerto y que llevarían aparejadas “la ampliación y la recuperación no solo de la Ricarda, sino de todo el conjunto de los espacios naturales del Delta del Llobregat”. La cuarta es recuperar la configuración de pistas independientes, lo que tendría un impacto acústico importante en Gavà, Castelldefels y parte de Viladecans, municipios gobernados por el PSC.
”O ahora o nunca”, ha repetido el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Lllibre, como fórmula para subrayar la necesidad de efectuar la ampliación, que ha dicho que permitiría duplicar el número de enlaces transoceánicos (de los 40 actuales a 80), dar solución a cinco millones de pasajeros catalanes que ahora tienen que buscar vuelos de largo radio en otros aeropuertos y cuadriplicar el transporte de mercancías desde el aeropuerto. Si no sale adelante, ha dicho Sánchez Llibre, se tratará de un “fracaso colectivo”. “No tenemos una solución milagrosa”, ha señalado sobre las propuestas el presidente de la Cámara de Contratistas de Cataluña, Lluís Moreno.
La propuesta original, la de Aena de 2021 y que acarreaba una inversión conjunta de unos 262 millones de euros (dentro de una inversión conjunta de 1.700 millones), ha quedado en quinto lugar. Esta suponía prolongar la pista más próxima al mar (popularmente llamada pista larga y según la nomenclatura aeronáutica pista 24R/06L) del aeropuerto hasta los 3.160 metros hacia el norte, desde los 2.660 actuales. El argumento esgrimido por el gestor aeroportuario era la necesidad de aumentar la capacidad operativa del aeropuerto y dar más capacidad a los aviones de gran capacidad, con el objetivo de que las instalaciones ganaran atractivo a ojos de las aerolíneas que operan vuelos intercontinentales. El problema que acarrea, básicamente, es que invadiría parte de la red Natura 2000 y de la laguna de La Ricarda.
En todo caso, esa propuesta parece la base de las alternativas ganadoras en el informe de Foment. Una de las opciones es una prolongación como la dibujada por Aena pero de menores dimensiones: que la pista se prolongue hacia el norte pero se quede solo en los 2.960 metros de largo y, además, se habilite un zona libre de obstáculos y balizadas en la zona. Afectaría a la zona verde, pero limitaría el impacto. Su inconveniente es que básicamente no permitiría el despegue de los aviones de mayor fuselaje en carga máxima.
La otra opción que recibe el aprobado es una pista de dimensiones similares a la anterior, pero ganando esos 300 metros adicionales tanto al sur (100 metros) como al norte (200 metros) y garantizando también una zona balizada y libre de obstáculos para facilitar la aproximación de las aeronaves. Su punto positivo es que no afectaría las lagunas de La Ricarda ni del Remolar (más valioso desde el punto de vista ecológico), pero sí igualmente zonas protegidas. Los inconvenientes es que el ruido de los aviones tendría más impacto sobre Gavà y que igualmente no asegura el despegue de aviones en carga máxima.
Una de las novedades del estudio, también como una alternativa a la propuesta de Aena, es prolongar 840 metros la pista 24L/06R, que alcanzaría los 3.500 metros. La comisión de Foment la considera una “opción altamente viable” y permitiría la operación de todos los aviones, aunque el mayor riesgo es la afectación que pueda tener sobre los planes de expansión del próximo puerto de Barcelona. La propuesta se basa en alzar la actual pista unos tres metros y sobreponer su prolongación sobre la lámina de agua del estanque de La Ricarda, preservando la biodiversidad subacuática, a través de un sistema de pilonas que la aguantaría. En la parte sur también se prolongaría la pista.
Esas tres fórmulas son las más próximas a las tesis de Aena y Foment considera que son viables desde el punto de vista técnico y, sobre todo, de viabilidad. La cuarta alternativa, y de la que no quieren oír los municipios ubicados al sur del aeropuerto por el impacto acústico que soportarían, es volver al modelo de pistas independientes, en que los aviones aterrizan y despegan por alguna de las dos pistas paralelas según conveniencia. Los municipios lograron sentencias judiciales que frenaban esa opción. Por ello, Foment señala ahora que para hacer posible esa opción sería necesario “insonorizar las áreas habitadas que excedieran los umbrales máximos legales de 65 decibelios de día y 55 de noche y llevar a cabo otras compensaciones de carácter económico. El problema: que el clima mediterráneo y las playas existentes al sur del aeropuerto invitan a la vida al aire libre en la zona. El informe avisa que esta opción tendría “efectos sociales/políticos e incluso jurídicos” y una afectación a unas 75.000 personas.
El estudio ha abordado otras propuestas: una pista sobre el mar, crear pistas paralelas a la actual pista transversal que también entrarían en el agua y la construcción de nuevos aeropuertos en Igualada y Vilafranca del Penedès. Incluso no realizar ninguna inversión.
El trabajo de Foment es exploratorio y una forma de presionar a las formaciones políticas en un tema que lleva dos años encallado. El presidente de la organización, Josep Sánchez Llibre, ha evitado en los últimos meses introducir el tema en los debates electorales, consciente de la sensibilidad del tema: no solo ha enfrentado a ERC y Junts sino que es un tema que amenaza las costuras internas de los republicanos, que son los que desecharon la propuesta de Aena. En todo caso, ERC y PSC pactaron la pasada primavera, como uno de los elementos vinculados al apoyo socialista de los Presupuestos de la Generalitat, crear una comisión técnica para valorar desde cero todas las alternativas posibles. Ese grupo de trabajo está todavía por formar, aunque el mes de diciembre es el tope para ponerlo a trabajar.
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