Guadalajara llora: Chivas pierde la final de la Liga MX ante Tigres
Guido Pizarro, jugador de Tigres, celebra el último gol ante Chivas, en la final de la Liga MX.
Guido Pizarro, jugador de Tigres, celebra el último gol ante Chivas, en la final de la Liga MX.César Gómez (Getty Images)

Fue una final de casualidad. Hace seis años, en la misma cancha del estadio Akron, Chivas y Tigres jugaron la final del fútbol mexicano. Fue exactamente un domingo 28 de mayo. El resultado de 2017 fue una sufrida victoria de Chivas. Aquello fue una fiesta por las calles de Guadalajara. Este año, los felinos se vengaron en uno de sus peores torneos al tener más técnicos (tres) que triunfos consecutivos. Les bastó con ser séptimos (clasifican los ocho mejores y hay playoff) en el torneo regular para ganar la Liga. Simbolizan el término mexicano de “pasar de panzazo”, ganando con el mínimo esfuerzo. Los felinos, muy traviesos y efectivos a la hora de aprovechar sus puntos fuertes, frustraron a los rojiblancos (2-3). gloria felina.

Los rojiblancos se resguardaron del himno mexicano. Ganaron un punto de moral. Los tapatíos quemaban el balón, era tanta su ansiedad por tomar la iniciativa que desaprovechaban los pases más accesibles posibles. Chivas insistió en crear líneas de gol. En un balón trabado y peleado por Roberto Alvarado, se desataron los dirigidos por Veljko Paunovic. Él Piojo Alvarado dejó enterrada a la defensa de Tigres para colarse por la derecha, cruzar el balón y mandarlo al fondo. El gol reventó los tímpanos en la grada del estadio de Akron. Si había algo de lo que tener cuidado, eran los Tigres malheridos. En pocos minutos, los felinos tuvieron una opción de gol invaluable cuando Gignac estaba de frente al arco. Fue uno de sus tradicionales cabezazos que terminan en celebración. No había nada, solo frustración.

Lo que sí pasó fue el segundo gol del Guadalajara. Víctor Guzmán, capitán rojiblanco, remató con gol una jugada de córner. Alexis Vega, el 10 más fino, le puso un centro y Guzmán remató desde el césped. Un 2-0 en menos de 20 minutos. Eso tocó al equipo felino que no encontraba la forma de acortar distancias. Los 45 minutos iniciales los pitaron los rojiblancos. El segundo tiempo comenzó con unos Tigres que intentaron encontrar respuestas en el banquillo. La insistencia del gato obligó a Paunovic a buscar una alternativa para intentar cerrar el partido. Mandó a Vega al banquillo y, al instante, el árbitro pitó penalti a Chivas por una mano del central Briseño. Duro revés para el táctico serbio que perdió toda su fuerza en la banda izquierda.

Gignac pidió el balón y puso el 2-1 pese a que el portero Miguel Jiménez saltó al costado derecho, pero no tuvo la elasticidad deseada. Aumentó el dramatismo. Córdova hizo un remate acrobático que bien paró el arquero Jiménez. Era solo una advertencia de lo que estaba por venir. El susto estaba en el cuerpo de cabra hasta que el propio Córdova remató de cabeza para igualar el partido. El impulso lo perdieron los tapatíos que debían defender la eliminatoria, sin embargo, pero ya había mucha ansiedad y la grada se llenó de dudas.

En la prórroga, Jiménez volvió a frustrar el tiro ganador de Tigres cuando hizo una doble parada sobre Gignac. Las Chivas, ya sin energía en las piernas, necesitan algo extraordinario. El momento era de los regiomontanos que querían llevarlo todo a los penales. O ese fue el engaño. Guido Pizarro anotó tras una serie de rebotes ante Chivas en dolor. Jab letal para el Guadalajara a la mandíbula. Los Tigres, a quienes les gusta ser los villanos de la Liga MX, ya ganaron la octava estrella que los acredita como campeones. El sexto en los últimos seis años. Los comandados por Gignac ahora pueden presumir que le quitaron la corona a los dos grandes de México: América (2016) y ahora Chivas.

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