Guido Rodríguez siempre ha sido un apasionado de los retos. No dudó en dejar River Plate por Tijuana para luego hacerse un nombre en el fútbol mexicano en el América. Ganó una Liga antes de marcharse y fichar por el Betis, donde se ha convertido en un jugador capital al ganar la Copa del Rey con los andaluces el año pasado. Ese título le permite a él y a su equipo jugar la semifinal de la Supercopa de España ante el Barcelona. Y lo hace con la condición de campeón del mundo con Argentina, título conseguido en el Mundial de Qatar hace menos de un mes. “Cuando Montiel marcó el penalti contra Francia sentí algo inexplicable. Es el sueño de toda persona, de todo chico que empieza a jugar al fútbol y que es representar a su selección y ser campeón del mundo”, recuerda Guido a este periódico en una conversación telefónica desde el hotel de concentración del Betis en Riad, la capital de Arabia Saudita. Arabia.
Las celebraciones por la Copa del Mundo ya pasaron en un mundo futbolístico donde todo va muy rápido. Guido es el futbolista que da equilibrio al equipo dirigido por Manuel Pellegrini, un Betis que quiere romper los pronósticos ante el Barcelona. Si la afición en Arabia quiere un clásico en la final de la Supercopa, la mentalidad de Guido quiere desmantelar esa pretensión. “Puede ser que la gente quiera eso. Hablo de lo que queremos nosotros y el Betis, que es jugar una final con posibilidades de ganarla. Queremos ser protagonistas y tenemos capacidad para serlo”, aclara el centrocampista bético, que analizó al rival verdiblanco: “El Barcelona siempre será el Barcelona, un gran club con grandes jugadores. Con un entrenador que es de la casa y que sabe muy bien lo que es ser entrenador del Barcelona y lo difícil que es jugar en ese equipo. Estamos enfocados en lo nuestro, pero sabemos que tenemos nuestras opciones”. “Busquets es un gran jugador, que se mezcla bien con esos jóvenes futbolistas como Pedri o Gavi que evolucionan rápido”, añade el argentino.
Un pacto con Pellegrini
El centrocampista del Betis, que ha disputado 19 partidos esta temporada, es un futbolista muy respetado en el vestuario andaluz. No destaca por su locuacidad, pero cuando habla es escuchado. Tras pasar por un proceso de adaptación tras su llegada de México, Guido es un fijo en el Betis. Creció, como todo el grupo, de la mano de Manuel Pellegrini. Hay una relación muy especial entre ellos. “El entrenador me pide que juegue sencillo en ciertas zonas del campo. Pero también podemos hacer otras cosas con más libertad en determinadas posiciones. Hay que ser inteligente para saber dónde hacer cada cosa en el campo”, alude Guido al pacto que tiene con el técnico bético.
Desde esa libertad, el argentino, que tuvo como referente a su compatriota Mascherano, sabe perfectamente cuál es la misión de un centrocampista. “Un centrocampista tiene que ser equilibrado en todos los sentidos. El fútbol está evolucionando y no se trata sólo de marcar y defender, sino de jugar. El centrocampista debe jugar para su equipo. Tienes que evolucionar. Para ser un buen centrocampista hay que entender lo que necesita el equipo. Cada campus tiene sus características y el entorno debe adaptarse a lo que necesitan sus compañeros de entorno. Mi misión siempre es ayudar”, aclara el centrocampista campeón del mundo, el típico futbolista que los entrenadores adoran por su sacrificio, implicación y control táctico del juego.
Guido tiene contrato con el Betis hasta 2024 y una cláusula de 80 millones. El club andaluz quiere su renovación. Si no lo consigue antes de este verano, el futbolista tendrá la llave de su futuro. El equipo andaluz, necesitado de dinero tras dos cursos perdidos, no sería reacio a vender a su campeón del mundo si llega una buena oferta en el actual mercado de invierno.
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