Las costas de Quintana Roo, en el Caribe mexicano, vuelven a estar en alerta por la llegada del sargazo. Una macroalga que en la última década se ha convertido en la invitada incómoda del destino turístico más importante de México. Acostumbrados a que la temporada del sargazo comenzó en mayo, este año ha sorprendido la llegada anticipada a algunas playas, tres meses antes de lo esperado. Según los últimos estudios publicados por la Universidad de Florida, encargada de monitorear estas mareas de algas, se estima que este año se batirán todos los récords registrados y se superarán las 54.000 toneladas que se recolectaron en 2022.
Las autoridades estatales anunciaron que a partir del 15 de febrero colocarán barreras anti-sargazo en varias playas, como Mahaual, una de las zonas más afectadas en temporadas anteriores. La medida es parte de la estrategia para enfrentar esta crisis ambiental, sin embargo, año tras año, las autoridades se ven desbordadas por un problema que apunta a seguir en aumento. Ni la colocación de barreras ni las gestiones de recolección por parte de la Armada y empresas privadas han sido suficientes para mitigar el problema.
La gobernadora del Estado, Mara Lezama, anunció la instalación de 1.400 metros de barrera para dificultar el paso de las algas a la playa. También se llevó a cabo la construcción de una planta con un área de 5.000 metros cuadrados para el tratamiento de sargazo. El Ministerio del Ambiente otorgó terrenos a municipios —muchos de ellos en zonas selváticas— como depósitos de sargazo; sin embargo, la mayoría “no cuenta con manifestaciones de impacto ambiental, ni se han instalado geomembranas para evitar que los lixiviados contaminen el suelo”, dijo la investigadora de la UNAM Rosa Elisa Rodríguez, en entrevista con este diario. Ambientalistas y científicos vienen advirtiendo desde hace varios años sobre el riesgo de contaminar los acuíferos en un ecosistema tan frágil como el de la Riviera Maya.
Autoridades locales y federales, científicos y la Red de Monitoreo del Sargazo han iniciado reuniones de trabajo para desarrollar un esfuerzo junto a la iniciativa privada para mantener limpias las playas. “Se ha avanzado en hacer una estrategia general hacia la Agenda 2030 para enfrentar el problema del sargazo”, dijo a la agencia Efe el director de la Red de Monitoreo del Sargazo, Esteban Amaro. La información que llevan preparando desde hace varios años ayuda a saber cuáles son las playas más afectadas según la dirección de los vientos y las mareas.
Esta marea fétida se ha convertido en una amenaza para el sector turístico y la llegada de viajeros. Según datos oficiales, el turismo representa el 8.7% del PIB total de México. Y el Estado de Quintana Roo aporta el 7,1% del PIB turístico del país, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo. Según cifras de 2019, mantener limpia una playa privada le cuesta a un resort de lujo como el hotel Zoetry en Cancún $350,000 al año.
El tema del sargazo impacta no solo en el turismo, estudios revelan los graves efectos que sufren los ecosistemas, el medio ambiente y la salud tras su descomposición en la costa. Como señalan los expertos, es un problema que llegó para quedarse debido a la eutrofización de los océanos, es decir, la mayor cantidad de nutrientes en el agua debido a la ganadería, la agricultura y la minería, entre otras razones. Esta transformación ha provocado la proliferación descontrolada de este tipo de organismos, que son arrastrados a la costa por las mareas y que impiden la oxigenación del agua y la filtración de la luz.
Según la Red de Monitoreo del Sargazo, este año la contaminación en las costas de la Riviera Maya podría llegar hasta las 90.000 toneladas, más del 50% de la cantidad que llegó en 2021, cuando se recolectaron 44.000 toneladas.
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