
Posibles rastros de sangre, marihuana y pizarras con nombres de personas extranjeras y objetivos lucrativos. Eso es parte de lo que ha encontrado la Fiscalía de Jalisco en dos allanamientos que se han realizado este fin de semana en dos establecimientos distintos: el centro de llamadas de Zapopan, Jalisco, donde desaparecieron los siete jóvenes el pasado lunes, y otro inmueble al que arribaron tras investigaciones realizadas por la dependencia. La primera denuncia llegó el sábado 20 de mayo: Carlos Benjamín García Cuevas había desaparecido. En cuestión de días, los hermanos Iztel Abigail y Carlos David Valladolid fueron declarados desaparecidos. Posteriormente, la tragedia se amplió al mismo tiempo que las preguntas: también han desaparecido Arturo Robles, Jesús Alfredo Salazar, Mayra Karina y Jorge Velázquez. Todos tenían alrededor de 30 años y todos trabajaban en la centro de llamadas que está en el centro de la sospecha. Las autoridades señalan que se trata de una tapadera para una red vinculada al crimen organizado que realizaba estafas telefónicas a extranjeros.
Este fin de semana, agentes de la Fiscalía allanaron el establecimiento ubicado en la calle Víctor Hugo, en la colonia Jardines Vallarta, en Zapopan, donde fueron vistos por última vez varios de estos jóvenes. Él centro de llamadas Estaba vacío, pero dentro encontraron unas hojas de marihuana, un trapo y un trapeador con manchas rojizas (probablemente sangre). También encontraron tableros con nombres de extranjeros, notas de membresía y objetivos económicos. El lugar no contaba con ninguna licencia para operar. Según la Fiscalía, cualquier actividad que se estuviera realizando en el interior estaba “fuera del marco de la legalidad”.
El propietario del espacio es Francisco Javier, quien alquiló dicho inmueble en noviembre de 2022, más o menos en el momento en que algunos de los jóvenes comenzaron a trabajar. La operación se llevó a cabo a través del abogado César Javier, quien está relacionado con otras dos investigaciones por fraude que se llevaron a cabo en 2014 y 2015. Las autoridades también han encontrado el automóvil de una de las víctimas en las inmediaciones de la supuesta empresa, y han el testimonio de varias personas que al parecer vieron a varios sujetos armados que realizaron un despliegue “con todas las características del crimen organizado”, dijo el fiscal de Jalisco, Luis Joaquín Méndez.
Las pesquisas llevaron a los agentes a otro lugar, en la calle Johannes Brahm, también en Zapopan. El allanamiento realizado allí la tarde del sábado 27 de mayo reveló varios documentos: listas de nombres y datos de contacto, más pizarras con nombres extranjeros, una bolsa de marihuana, discos duros, computadoras sin CPU y cables cortados por todas partes. La Fiscalía espera dar con más pistas con la información que tiene hasta el momento, pero hasta el momento no han encontrado a los desaparecidos en ninguno de los lugares, una semana después de su desaparición. Durante el fin de semana, para apoyar las labores de búsqueda, más de 100 agentes participaron en labores de rastreo en otros puntos importantes del Estado: Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco de Zúñiga, El Salto y Huaxtla.
También se apoya la línea de investigación en la que trabaja la Fiscalía, según Milenio, por un publicación del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. El 27 de abril emitieron un comunicado en el que establecieron una relación entre una red de negocios fraudulentos a través de centros de llamadas y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que presuntamente utilizó esta tapadera para encubrir esquemas de fraude que defraudaban a personas mayores al norte de la frontera. Los familiares de las víctimas han denunciado que sus desaparecidos trabajaban en una empresa de venta telefónica de paquetes vacacionales.
“El fraude en las campañas de vacaciones en el área de Puerto Vallarta, que a menudo se dirige a ciudadanos estadounidenses de edad avanzada, es una importante fuente de ingresos que respalda la empresa criminal del CJNG”, se lee en el comunicado. El objetivo es defraudar a las víctimas y quitarles todos sus ahorros. Estados Unidos quiere frenar estas prácticas y ha designado y sancionado a 19 empresas que supuestamente forman parte de la red del cártel. También fueron sancionadas varias personas físicas. El más importante de todos ellos es Eduardo Pardo Espino, prófugo de la justicia estadounidense y operador financiero, según el Departamento del Tesoro, de la CNJG con sede en Puerto Vallarta, uno de los enclaves turísticos por excelencia de México.
Las desapariciones de los siete jóvenes han desatado el fantasma de un problema que atenaza a Jalisco. Es el estado con más desapariciones y desaparecidos en México, y ese peso pesa mucho en casos como estos. La desesperación de las familias les llevó a manifestarse el pasado viernes. Aseguraron que la Fiscalía, después de una semana de la desaparición de los jóvenes, nadie les dio información. En un intento de mostrar compromiso con un caso que ya rebasó los límites del Estado, su gobernador, Enrique Alfaro, sostuvo este domingo una reunión con el fiscal general y el secretario de Gobernación. Tras conocer el avance de las investigaciones, suscribió la teoría que ha cobrado fuerza en los últimos días: los call center no eran más que encubrimientos donde se realizaban “operaciones de otra índole”.
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