Para los migrantes que acampan en las calles de Nuevo Laredo, la sombra es un recurso valioso. Las altas temperaturas han convertido los campamentos improvisados en hornos para hornear bajo los rayos del sol.
Esta semana, la ciudad registró hasta 43 grados centígrados en los picos de temperatura más altos. Para los cientos de migrantes que esperan que se procesen sus solicitudes de asilo y cruzar a Estados Unidos, la situación es aún más precaria que para el resto de la población que sufre la reciente ola de calor.
Algunos afectados han denunciado que servicios como agua, luz y médicos voluntarios han sido retirados poco a poco de los campamentos, despojando poco a poco los recursos que tenían los migrantes.
Para la próxima semana se pronostican temperaturas entre 42 y 41 grados, siguiendo la tendencia registrada en las últimas semanas en los estados del norte de México.
Suscríbete aquí hacia Boletin informativo de EL PAÍS México y recibe toda la información clave de la actualidad de este país