Nueva Era de Negociaciones Políticas

Nueva Era de Negociaciones Políticas
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En lugar de despertar bajo el dominio de la extrema derecha, el lunes Francia se entente en una situación similar a la de Italia, donde solo arduas negociaciones parlamentarias podrían formar un gobierno viable.

Durante las elecciones legislativas, Francia rechazó al partido antiinmigración de Marine Le Pen en la Asamblea Nacional, demostrando su firme resistencia a las aventuras nacionalistas. Los votantes favorecieron un resurgimiento de la izquierda, trasladando el centro político del país desde una presidencia aún en funciones hacia el Parlamento.

Con los Juegos Olímpicos de París a menos de tres semanas y el tradicional éxodo de agosto a las playas y montañas, las conversaciones para formar un gobierno podrían prolongarse hasta el otoño, cuando Francia necesitará aprobar requisitos previos importantes. Las elecciones que podrían haber generado un levantamiento resultaron en una pausa.

El Nuevo Frente Popular, una coalición emergente de izquierda, obtuvo alrededor de 180 escaños en la Asamblea Nacional y solicitó que el Presidente Emmanuel Macron nombrara a Jean-Luc Mélenchon como primer ministro. Sin embargo, la Constitución dio a Macron la prerrogativa de elegir al primer ministro y la coalición de izquierda no alcanzó la mayoría necesaria para impresionar al candidato.

Jean-Luc Mélenchon, el líder combativo de la izquierda, ha declarado que no negociará con socios potenciales de la coalición ni modificará el programa del frente de izquierda. Francia, con su sistema presidencial, carece de una cultura de compromiso para formar coaliciones. La situación actual exige negociaciones minuciosas entre partidos con visiones muy diferentes sobre los priorios nacionales.

Por ejemplo, el Nuevo Frente Popular quiere reducir la edad de jubilación de 64 a 60 años, mientras que Macron la elevó de 62 a 64 años tras una dura batalla. Macron quiere centralse en reducir el déficit de la seguridad social, mientras que el Nuevo Frente Popular busca aumentar el salario mínimo y congelar los precios de la electricidad y el gas. La división de la Asamblea Nacional en tres grandes bloques —izquierda, centro y derecha— no facilita la formación de una coalición funcional.

El bloque centrista de Macron cuenta con alrededor de 160 legisladores, una reducción significativa de los 250 esperados, mientras que la Asamblea Nacional y sus aliados tienen alrededor de 140, un aumento respecto a los 89 anteriores. Francia evitó una vez más que la extrema derecha tomara el poder, pero no su ascenso, impulsado por la ira ante la inmigración y el aumento del costo de la vida.

Macron llevó al primer ministro Gabriel Attal a permanecer en el cargo «por el momento» para «garantizar la estabilidad del país». Después de las elecciones, Macron planea consultar a los diferentes partidos del centro ampliado para explorar posibles coaliciones. «Calma» es la consigna en el Palacio del Eliseo, sede de la presidencia.

Macron se reunirá con la OTAN en Washington para demostrar que su autoridad internacional no ha disminuido y que el compromiso de Francia con Ucrania sigue firme. Sin embargo, deberá adaptarse a la nueva era política central en el Parlamento.

Raphaël Glucksmann, un destacado socialista, ha señalado que esta situación representa un cambio fundamental en la cultura política francesa, donde el diálogo y el compromiso serán esenciales.

Francia, que celebrará el Día de la Bastilla el 14 de julio, se enfrenta ahora a la tarea de formar una coalición en un Parlamento fragmentado, un desafío que definirá esta nueva era política.

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