La digitalización del entorno laboral ha proporcionado numerosos beneficios, pero igualmente ha introducido nuevos retos relacionados con la seguridad y salud en el trabajo. Especialmente, la implementación de algoritmos en la administración laboral está empezando a suscitar preocupaciones significativas sobre la salud física y mental de los trabajadores. Este fenómeno, que ha cobrado fuerza con la incorporación de tecnologías avanzadas, demanda una atención inmediata por parte de las organizaciones y las autoridades reguladoras.
Los algoritmos se utilizan cada vez más para organizar, supervisar y evaluar el rendimiento de los trabajadores, lo que puede desencadenar una serie de riesgos para la salud. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que la gestión algorítmica puede afectar tanto la ergonomía como el bienestar psicosocial de los empleados. Esta situación es preocupante, ya que las afectaciones no solo son físicas, sino que también pueden impactar la salud mental.
Uno de los problemas más significativos es el aumento de la carga de trabajo y la presión por cumplir objetivos establecidos en tiempo real. Este fenómeno es particularmente evidente en entornos como los centros de atención telefónica, donde los algoritmos optimizan la asignación de tareas basándose en la velocidad de respuesta. Esto puede llevar a que los empleados más eficientes reciban una mayor cantidad de llamadas, lo que incrementa su carga laboral y puede resultar en agotamiento.
La naturaleza sedentaria de muchos trabajos gestionados por algoritmos, especialmente en oficinas, también contribuye a problemas de salud, como trastornos musculoesqueléticos. Los dolores de espalda y de cuello son comunes entre aquellos que pasan largas horas frente a una computadora, y la presión adicional de cumplir con los estándares algorítmicos puede agravar estas condiciones. Además, la falta de movimiento y interacción social puede tener un efecto negativo en la salud mental de los empleados.
En el contexto de la celebración del Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Ambito Laboral, se destaca la importancia de analizar tanto las ventajas como los peligros que implican las tecnologías emergentes. La OIT señala que, aunque los algoritmos podrían aportar posibilidades para optimizar la eficiencia, es esencial enfrentar los riesgos que presentan. Es fundamental que la adopción de estas tecnologías sea equilibrada, teniendo en cuenta tanto la productividad como el bienestar de los empleados.
Los expertos en salud laboral han señalado que el aislamiento social y la falta de control que generan los algoritmos son preocupaciones importantes. Los trabajadores pueden sentirse desconectados y solos, lo que puede llevar a una disminución de la productividad y aumentar la insatisfacción laboral. Esta desconexión puede traducirse en un aumento del absentismo y la rotación de personal, afectando no solo a los empleados, sino también a la organización en su conjunto.
Además, la falta de supervisión humana y la predominancia de decisiones algorítmicas pueden contribuir a una deshumanización del entorno laboral. Los trabajadores pueden comenzar a ver al algoritmo como su “jefe”, lo que puede erosionar la relación personal que tradicionalmente existe entre empleados y supervisores. Este cambio puede generar un ambiente de trabajo frío y solitario, donde la comunicación se reduce y se pierde el sentido de comunidad.
Es esencial que las organizaciones establezcan normativas que aclaren a su personal cómo operan dichos algoritmos. La ausencia de claridad en el proceso de toma de decisiones podría intensificar la presión laboral y elevar la sensación de riesgo psicosocial. Es importante que los empleados estén al tanto de cómo se gestionan sus datos y cómo estas herramientas afectan su rutina diaria.
Por lo tanto, es esencial que las empresas adopten un enfoque proactivo para gestionar los riesgos asociados con la gestión algorítmica. Esto incluye la implementación de medidas que promuevan la salud mental y física de los empleados, así como el establecimiento de protocolos claros para el uso de tecnologías en el lugar de trabajo. Los empleadores deben trabajar en colaboración con los empleados para crear un entorno que priorice tanto la eficiencia como el bienestar.