Latinoamérica sirve para lo mismo que todo lo demás: es munición en la guerra sectaria. De haber sido el actual presidente del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo habría asistido a la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo y habría estado con autócratas. Son prebendas del oficio: los editores tienen que tratar con los poetas. Como ha escrito Ignacio Varela, fue un error oponer a la Cumbre el acto que el PP celebró en Madrid este fin de semana, y eso sin contar el grotesco espectáculo de la predicadora evangelista Yadira Maestre, cuyo discurso es estridente en una cultura política laica, aunque el rigor de su razonamiento no dista mucho del de la secretaria de Estado de Igualdad. Por supuesto, es una operación discursiva, de entretenimiento.
La relación entre España y América Latina es central y produce muchas más cosas: entre ellas un intenso intercambio económico y cultural, y una inmigración que aporta diversidad y riqueza a nuestro país. Pero la política española hacia América Latina ha sido errática en los últimos tiempos y no parece haber un proyecto claro, algo que sí tuvieron los gobiernos de Felipe González y José María Aznar, al margen de la opinión que merezcan esos proyectos. Al mismo tiempo hay un viaje de ida y vuelta: Carlos Granés, autor de la abrumadora delirio americanoha escrito sobre la influencia latinoamericana en los líderes del nueva politica y el subcontinente puede ser fuente de actividad, relevancia o ingresos para los políticos jubilados. Algunas intervenciones son valiosas, como las de Felipe González en Venezuela; otros son vergonzosos, como los de José Luis Rodríguez Zapatero en México, Venezuela o Argentina. La semana pasada Zapatero acudió a Buenos Aires para asistir a un acto de apoyo a Cristina Kirchner, condenada a seis años de prisión e inhabilitada de por vida. En el caso, Voluntad popular y democracia. Del partido militar al partido judicial, Eran miembros del Grupo de Puebla como Evo Morales o Rafael Correa. La excusa de este “mitin kirchnerista”, ha escrito Federico Rivas Molina, fue “la presentación de un libro coordinado por el exjuez Baltasar Garzón que critica duramente la causa judicial contra Kirchner, a quien consideran víctima de la guerra de la ley”. ¿Qué hacen un expresidente español y un exjuez español condenado por prevaricación dando lecciones de justicia en Argentina? Debe ser un buen colonialismo. @gascondaniel
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