Roxana Ruiz: «El precio de no dejarte violar y matar en México es ir a la cárcel»

Roxana Ruiz: «El precio de no dejarte violar y matar en México es ir a la cárcel»

Roxana Ruiz vuelve a luchar por su vida. Hace menos de 48 horas fue sentenciada a seis años de prisión por asesinar al hombre que la violó y amenazó de muerte en su casa de Ciudad Nezahualcóyotl, en el Estado de México. «Era mi vida o la de él», dice en una entrevista con EL PAÍS. Ahora lucha para no ir a la cárcel por uso excesivo de la legítima defensa. El caso ha indignado a México, un país donde 10 mujeres son asesinadas al día y donde ella Ruiz podría haber sido una estadística más. Otra mujer asesinada en el estado donde cada año se cometen más feminicidios.

La mujer en el ojo del huracán es una mujer indígena mixteca de Oaxaca que mide cinco pies de altura. Tiene 23 años aunque su mirada cansada parece reflejar muchos más. Desde los 14 años, Roxana Ruiz vive inmersa en una espiral de violencia que no ha dejado de crecer. Una realidad que atraviesan cada día miles de mujeres en el país. Cuando era adolescente conoció al padre de su hijo. Un tipo que la golpeó tomó lo poco que ganaba de ella y la aisló de sus amigos y familiares. “Me tomó mucho tiempo entender que esto era violencia”, dice ella. Sus grandes ojos oscuros contrastan con sus pequeñas manos que mueve cada vez que habla. Le tomó mucho tiempo dejar esa relación y justo cuando estaba comenzando a construir su vida nuevamente, sucedió la fatídica noche que lo cambió todo para siempre. Se podría decir que toqué la libertad y volví a caer”, dice. En ese momento, toma aire, cierra los ojos y comienza a hablar.

Era 2021 y había salido a la calle con su carrito a vender papas fritas. Unas mujeres que trabajaban frente a ella la invitaron a tomar unas cervezas. “Cogí uno y me fui”, ha contado en varias ocasiones. En ese momento, un chico que conocía de vista, Sinaí Cruz, se le acercó y se ofreció a acompañarla a su casa. “Él insistió en que lo dejara entrar y pasar la noche porque vivía lejos”, explica Ruiz. Ella dice que por miedo, accedió a dejarlo entrar. Cuando estaba dormida, agrega, el hombre la violó. “Me desperté y este tipo estaba encima de mí con los pantalones y los bóxers bajados. Y yo pues lo único que hice fue deshacerme de él, defenderme y salir con vida”, cuenta dos años después. A pesar de que ha pasado un tiempo, su voz todavía tiembla cuando lo recuerda.

Ruiz agrega que forcejearon y que él la amenazó. “Si no te vas, te voy a matar”, le dijo el atacante. En un momento en que el hombre estaba distraído, Ruiz agarró una camiseta y lo asfixió. “Nos caímos y se golpeó la cabeza”, dice. Sinaí Cruz murió esa noche y Ruiz fue detenida por la policía de Nezahualcóyotl con su cuerpo en una bolsa. Horas después confesó el crimen en la Fiscalía de Homicidios. “Les expliqué que me defendí cuando esa persona abusaba de mí, pero no lo tomaron en cuenta en mi declaración”, dice.

Dos años después, la jueza Mónica Osorio Palomino, del Poder Judicial del Estado de México, ha impuesto la pena máxima porque Roxana aplicó un «uso excesivo de la legítima defensa». Según la magistrada, «un golpe en la cabeza» habría sido suficiente para defenderse, dijo en la audiencia. Una línea muy difícil de trazar cuando la violencia empuja a situaciones extremas y cuando hay una desventaja como la de Roxana con su agresor. “Parece que el precio de no dejarse violar y matar en México es ir a la cárcel”, denuncia Ruiz.

Roxana Ruiz Santiago, una joven de 22 años, en una protesta previa a una audiencia sobre su situación penal, en los juzgados federales del Penal de Neza Bordo, en el Estado de México, el 29 de julio de 2022.
Roxana Ruiz Santiago, una joven de 22 años, en una protesta previa a una audiencia sobre su situación penal, en los juzgados federales del Penal de Neza Bordo, en el Estado de México, el 29 de julio de 2022.María Julia Castañeda

En el Código Penal federal, la legítima defensa se considera una excusa para cometer un delito. Además, Ruiz, junto a sus abogados, ha denunciado desde el principio que la investigación de la Fiscalía estuvo plagada de irregularidades. “Ahora sé que me debieron ordenar un análisis ginecológico y otras pruebas que nunca me hicieron”, dice Roxana. También la revictimización. “Reconoce que primero quisiste y luego no”, le dijo un Policía de Investigaciones el día de su detención.

El Ministerio Público destacó en la denuncia que “tanto la víctima como la mujer consumían bebidas alcohólicas”, sin embargo nunca mencionaron las declaraciones de Ruiz en el expediente donde asegura haber sido violada. El abogado de la joven, Ángel Carrera, agrega que tampoco se aplicó la perspectiva de género al juzgar el caso. “No se analizó el contexto en el que ocurrieron los hechos”, agrega. La defensa de Ruiz ha indicado que impugnará la sentencia condenatoria y presentará un recurso de apelación ante el tribunal de apelación. Hasta que se resuelva la apelación, Roxana no tiene que ir a la cárcel, pero sí tiene que ir a los juzgados a firmar todas las semanas y no salir del Estado. De no tener buen resultado el recurso, Carrera indica que llevarán el caso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, amparado por otras sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Roxana estuvo nueve meses encerrada en prisión preventiva a la espera de conocer su destino. Ya estuvo en la cárcel y no quiere volver a entrar. Su estancia en el Bordo de Xochiaca le sigue dando pesadillas. “Es un lugar muy feo y muy hostil”, dice. “No tanto por los internos, sino por el sistema. En la cárcel no respetan tus derechos humanos”, asegura y lo resume así: “No te tratan como a una persona, te tratan como a un animal. Reconoce que hubo momentos en los que estuvo encerrada pensando en quitarse la vida, pero el apoyo de varios colectivos feministas como la asamblea vecinal ‘Nos Queremos Vivas Neza’ la han ayudado a continuar con su lucha. Me he refugiado en su fuerza y ​​en el aliento que me han dado. Si no, ahora mismo, no estaría aquí”, dice. Varios colectivos feministas lanzaron la campaña: ‘Defender mi vida no es delito’, en apoyo a Ruiz.

El tribunal determinó una dura pena de seis años, dos meses y siete días; también a pagar a la familia del atacante 285.000 pesos (16.000 dólares), cantidad que no tiene. “Me siento triste, decepcionado de la justicia”, dijo el lunes al salir de la audiencia. “Si no me hubiera defendido, estaría muerta”, explica desde Nezahualcóyotl, municipio que tiene una alerta por feminicidios desde 2015 y otra por desapariciones desde 2018. Dice que a pesar de todo, siente tristeza por la madre de su agresor, aunque su familia la ha amenazado y jurado venganza si no se ejecuta la sentencia. “No planeé matar al hijo de esta señora, pero tampoco quería morir esa noche. No quería dejar a mi hijo huérfano”, responde.

Después de una larga batalla legal, lo único que quiere Roxana es reunirse con su hijo de cinco años. Ella le ha explicado que no pueden verse porque ella está trabajando. “Mi hijo me pregunta todos los días cuándo nos volveremos a ver, cuándo seremos felices, pero tengo miedo de que le hagan algo”.

– ¿Has pensado en escapar?

– Bueno, a veces se me pasan por la cabeza ideas locas, pero sé que eso me perjudicaría y le daría la razón a esta gente. No tienen razón y no se los voy a dar ahora mismo.

El caso de Ruiz recuerda al de Yakiri Rubio, una joven que estuvo en la cárcel en 2013 por matar a uno de sus violadores, fue liberada tras ser absuelta por un tribunal de la Ciudad de México. Un caso paradigmático que sentó precedentes a la hora de juzgar un homicidio por exceso de legítima defensa y con perspectiva de género. Con más de 3,500 asesinadas, 2022 terminó como uno de los años más violentos para las mujeres en México de la historia. En medio de tan desesperante escenario, Roxana Ruiz sigue luchando por su vida a las puertas de ingresar a prisión.

Un grupo de mujeres participa en una protesta a favor de la libertad de Roxana Ruiz en la Ciudad de México.
Un grupo de mujeres participa en una protesta a favor de la libertad de Roxana Ruiz en la Ciudad de México.PEDRO PARDO (AFP)

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