La Comisión de Medio Ambiente de la Ciudad de México suspendió desde las 18:00 horas de este viernes la alarma de contingencia ambiental que declaró este jueves por los altos niveles de contaminación y ya no aplican las restricciones vehiculares que había impuesto. Las concentraciones de ozono en la atmósfera en las últimas horas han marcado niveles por debajo del límite decretado por la capital para declarar la contingencia.
Las autoridades han informado de la pérdida de intensidad del sistema de alta presión que había en el centro del país y que había provocado que la contaminación en los últimos días no tuviera por dónde escapar de la ciudad. La entrada de humedad del Océano Pacífico provocó una reducción de la estabilidad atmosférica y una mayor velocidad del viento que ha despejado un poco los cielos de la ciudad.
En una imagen sobre fondo verde, un puño con el pulgar en alto declaraba el fin de la contingencia que por estos días provocó escozor en los ojos, tos y labios secos a los habitantes. Como si, con el fin de la alarma, el aire de la Ciudad de México volviera a ser totalmente respirable. Las condiciones meteorológicas en los próximos días serán ligeramente mejores para la dispersión de contaminantes, informa la Comisión de Medio Ambiente.
El sistema que monitorea la calidad del aire detectó 113 partes por billón (ppb) en Cuajimalpa, muy por debajo de las 150 ppb que la Ciudad de México estableció como límite. Esta cifra, aunque nos permite eliminar las restricciones, sigue sin ser un nivel recomendado a ojos de la Organización Mundial de la Salud, que marca 51 ppb como nivel máximo recomendado para la salud.
Las autoridades aseguraron este jueves que la mala calidad del aire se debió a la alta radiación solar que ha prevalecido durante la jornada y a la estabilidad atmosférica provocada por el sistema de alta presión que afecta al centro del país. Pero también se pueden señalar otras razones que hacen de la Ciudad de México una de las más contaminadas del mundo, según Greenpeace.
Uno de los factores que más contribuye a crear la nube de contaminación es la enorme cantidad de vehículos que circulan por las concurridas avenidas a cualquier hora del día. También está la zona industrial de Tula, al norte de la ciudad. Muchas de las partículas contaminantes que emiten las fábricas allí instaladas terminan, por la dirección en que soplan los vientos, en el Valle de México, en la capital.
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