Unos vinilos, varios altavoces ornamentales y un cuadro con dibujo anime. La decoración de la sala en la que atiende EL PAÍS el productor musical Tainy (San Juan, Puerto Rico, 33 años) es un reflejo de la pasión que el artista siente por la música. “Mucha gente me conoce por trabajar en el género del reggaetón y lo que he podido aportar a la música dentro del género. Pero, al mismo tiempo, soy fanático de la música en general”, dice. Marcos Efraín Malís —su nombre real es suyo— es una pieza clave de lo que ha llevado al reguetón moderno a dominar el tablero musical internacional, trabajando con artistas de renombre como Bad Bunny, Daddy Yankee o Rosalía. Todo ello, iniciando su carrera con tan solo 14 años. Hace unos días —y junto a algunos de los grandes exponentes del género— lanzó Datos, disco con el que debuta y con el que busca mostrar los sonidos que le han acompañado y experimentar con los horizontes musicales de otros estilos. Tainy habla con este periódico desde un pequeño salón en el centro de la Ciudad de México sobre su exitoso disco, el futuro de la música latina y el éxito de la música regional mexicana.
Es un chico cercano, que habla con un tono desenfadado. “[En el disco puedo] no estar cantando, no estar hablando de las cosas que me gustan y de lo que soy, de donde vengo. Pero como productor puedo mostrar algo más, mostrar las influencias, lo que me gusta hacer y, al mismo tiempo, influir y mezclar la música con la que la gente me conoce, que es el reguetón”, afirma. Dio sus primeros pasos de la mano de los Luny Tunes, importante dúo de productores del género urbano que dejó una importante huella durante las décadas del 2000 y 2010. Le dieron su primera oportunidad cuando tenía 14 años. “Son la razón por la que decidí hacer música, por la que aprendí a encontrar mi sonido y a tener la primera oportunidad de entrar en la música como profesional. Fue la etiqueta, y lo que me ayudó a hacer todo lo que hice en mi carrera. No tenían ninguna obligación, ya tenían su estatus. Selecciona Esto niñito 14 años y ponerlo a trabajar con ellos es algo que siempre les agradeceré”, asegura.

Una persona de su equipo le habla y le da una sudadera holgada. Su indumentaria refleja el estilo urbano de los reguetoneros: gorra, camiseta holgada, pantalón corto… Debajo de la gorra se vislumbra una melena teñida de rosa que recuerda a la portada de Datos. Lanzado el 29 de junio, el disco ya ha sido un éxito. Ha sido el tercer mejor álbum debut en los últimos días (entre el 30 de junio y el 2 de julio) en Spotify, la plataforma musical de referencia, solo por detrás Cinta rosadapor el rapero estadounidense Lil Uzi Vert, y por nata montana, del mexicano Nathanael Cano. La imagen del disco muestra el rostro de un personaje de anime, un estilo de animación japonés que también ha influido en su carrera. “[Del anime me interesó] el gusto por el arte, los dibujos y cómo se ven. Pero también la imaginación, me hizo interesarme por cosas que quizás no son tan literales y que solo pueden pasar en la vida real. Expandirme dentro de esa área también me ha ayudado”.
Su voz nunca suena, pero deja que sus canciones hagan ruido en el amplio panorama musical marcado por el género urbano. Datos es un paseo sonoro de 19 canciones en el que Tainy ha intentado dar un giro al reguetón moderno, y donde lo acompañan algunas de las estrellas del género. «Es complicado [reunirlos en un mismo álbum], pero no es algo malo, al contrario. Muchas personas con las que trabajé y trabajo son tan globales, están viajando por el mundo, haciendo tantos proyectos que es difícil coordinar tiempos, sesiones de estudio, que yo les envíe música y puedan montar un estudio donde puedan grabar voces. …”. El álbum mantiene algunos ritmos clásicos del reggaeton, pero mezcla estos sonidos con los de la electrónica. Ha intentado arriesgarse y ha llevado a los artistas a otro escenario, sacándolos de su zona de confort. «Fue algo Frío, y me gustó su disposición. Hay algunos que salen dos canciones, otros salen una vez, o su canción suena diferente a como la gente los conoce. Creo que eso también era algo que quería explorar, poder darle diferentes giros a artistas como Sech. Poder como productor y con mis conocimientos ver cómo es su voz, cómo es su entrega [entrega] a la hora de cantar y conocer otros ritmos, otras texturas”.
El reggaetón se ha convertido en el género omnipresente en la escena de los últimos años —llegando a escenarios urbanos de todo el mundo— y ha sido un fuerte promotor de la música en español. “Al crecer en Puerto Rico, y hacer esta música, uno creía que llegaría a cierto punto, y con eso ya estaba feliz. Es increíble poder ver todo lo que ha pasado desde ese punto hasta el sol de hoy, y ver lo que los músicos y artistas han podido representar para la comunidad latina”, reflexiona. El género fue apartado, estigmatizado durante décadas por prejuicios de clase. En los últimos años, su dimensión ha roto con esta valla. “Estos artistas [los del reguetón] rompieron la barrera, y los que están ahora no tienen miedo de ser quienes son.
Los nuevos artistas ya no tienen miedo de ser quienes son
Marcos Efraín Malis, Tainy
Los prejuicios también han acompañado históricamente a otros géneros en escena, como el rap o el regional mexicano, el estilo de música que ha logrado ganar fuerza en los últimos meses en las listas de éxitos. “Me hace sonreír, el reggaetón también salió de ahí, pasando lo mismo [críticas]: ‘Eso no es música’, ‘Eso es una moda’, ‘Solo pasó aquí, pero solo se va a quedar en esa parte’… Para mí, todo en la vida tiene sentido. Todo sucede en el momento en que tiene que suceder. Hay muchas cosas que se tienen que entrelazar para que puedan ir de un punto a otro, y si lo estamos viendo ahora es porque ha llegado su momento».
Tainy muestra cercanía a la explosión de la música mexicana actual, que ha comenzado a romper las fronteras en las que se veía inmerso: “Para mí es increíble, y me llena de alegría que se consuma más música en español y que el paladar auditivo crece de la gente Estoy loco por ver de dónde siguen saliendo y cómo los diferentes géneros, las diferentes culturas pueden juntarse un poco más”. El productor también abre la puerta para poner su granito de arena en el género. “Estoy abierto a cualquier cosa que funcione en la música, que me inspire, que funcione con buena gente, con intenciones y propósitos que ayuden a seguir sacando música que la gente pueda disfrutar, ahí estoy al 100%”, dice.
El chico que a los 14 años dio sus primeros pasos en la industria con los Luny Tunes, ahora habla cara a cara con ellos, como un peso pesado más. “Tenerlos ahí, en la esquina, y pensar ‘!Guau!, si les gusta, me siento mejor, a la gente le puede gustar’ […] Seguir teniendo esa aprobación de ellos, que se sientan orgullosos de lo que pueden lograr es uno de los sueños que quería lograr dentro de este proyecto. Nada mejor que llegar a un sentido de familia, con mis influencias, con las personas que veía como dioses cuando era pequeño».
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