‘Tochito’, lectura de poemas y visita al Templo Mayor: el papel secundario de las primeras damas en la cumbre

Los gestos de la Cumbre de Líderes de América del Norte los hicieron esta vez las primeras damas. Beatriz Gutiérrez Müller, Jill Biden y Sophie Grégoire Trudeau —de México, Estados Unidos y Canadá, respectivamente— fueron las encargadas de sacar del molde clásico el papel de la esposa de un presidente. Pese a que el encuentro diplomático entre los tres países sigue manteniendo un formato tradicional, en el que quedan en sus manos tareas estereotipadamente femeninas, han aprovechado unos instantes para sugerir un cambio de narrativa.

Han primado los posados ​​ante las cámaras, los vestidos preciosos y los guiños amistosos con el resto de asistentes, pero al menos Gutiérrez Müller y Biden han tenido un momento para tomar el micrófono y decir lo que les importa. Las primeras damas de México y Estados Unidos, de hecho, fueron las primeras en hablar en toda la cumbre. Lo hicieron el lunes con un mensaje contra la discriminación. Sus maridos tenían que esperar su turno mientras ellas leían. “Rechazamos toda forma de xenofobia, racismo, discriminación y clasismo, y nos atrevemos a soñar con un tiempo en el que todos seamos iguales y libres”, decía el mensaje en inglés y español.

Jill Biden, una profesora universitaria que se ha negado a dejar su profesión tras convertirse en la primera dama de Estados Unidos, sostuvo un encuentro con un grupo de mujeres emprendedoras en la residencia del embajador de Estados Unidos en Ciudad de México. Allí causó una buena impresión en los asistentes animándolos a continuar con sus carreras profesionales, independientemente del desarrollo de su vida personal. “Ella no es la esposa de alguien, es una doctora por su cuenta. Ella tiene su propia carrera”, comentó sobre la primera dama Odile Cortés, una de las asistentes al evento.

Biden también se reunió con la división de la NFL en México que organiza torneos para tochito —la versión escolar de menor riesgo del fútbol americano— en algunas escuelas mexicanas. La primera dama estadounidense se reconoció fanática del deporte nacional. La oportunidad surgió cuando uno de los reporteros que la acompañaba le pidió su opinión sobre el caso de Damar Hamlin, la jugadora de los Buffalo Bills que sufrió un paro cardiorrespiratorio tras un choque en el terreno de juego. “Bueno..”, comenzó su respuesta que no llegó a dar tras la interrupción de los organizadores. La opinión de Biden sobre el deporte que pone en riesgo la condición física de sus jugadores seguirá siendo una incógnita.

La mexicana Beatriz Gutiérrez Müller también sabe de papeles ambiguos para una primera dama. La esposa de López Obrador evita ser llamada por el título oficial, pero durante la cumbre ha jugado su papel en todos los eventos. Como anfitriona ha recibido a todos los mandatarios y sus parejas con la hospitalidad típica de los mexicanos. Como tal, organizó una lectura de poesía para Jill Biden de su programa Fandangos for Reading. Biden disfrutó de bailes típicos durante más de una hora, leyendo textos en voz alta en inglés y español, además de acercarse a jóvenes estudiantes. Gutiérrez Müller ha sido la encargada de difundir este programa de lectura en diferentes puntos del país cuando acompaña a López Obrador en sus giras por el país.

La última ha llegado Sophie Grégoire Trudeau, que impulsa habitualmente iniciativas sobre la igualdad de género en su país, y que ha celebrado su encuentro con los Biden a través de varias fotos publicadas en su Instagram. Grégoire Trudeau ha asistido a una visita al museo del Templo Mayor con Jill y Beatriz, donde el trío ha sido retratado con el monumental monolito de Tlaltecuhtli, la deidad mexica de la tierra. Además, ha asistido a un acto de mujeres indígenas para celebrar su liderazgo en sus comunidades. La primera dama de Canadá ha sido presentadora de televisión y ha usado su cargo para difundir mensajes de empoderamiento para las mujeres. Recientemente participó en el podcast de Meghan Markle hablando sobre el papel de las madres y esposas en la vida familiar.

En la prensa local se ha dado poca publicidad a las actividades de las tres mujeres y en las publicaciones en las redes se presta atención a su vestimenta o sus gestos durante los actos. Valoradas o criticadas por su forma de vestir, hablar e incluso abrazarse, las primeras damas de Norteamérica dan sus primeros pasos por el Poder suave cambiar su papel tanto en la arena política de sus países como en las cumbres internacionales.

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