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La librería Sant Jordi, situada en el número 41 de la calle Ferran en Barcelona, ha conseguido salir adelante tras una de las épocas más difíciles de su historia reciente. Después del fallecimiento de su creador, Josep Morales Monroig, en diciembre de 2024, y con la amenaza de cierre por la ausencia de un sucesor y el aumento del costo del alquiler, la librería ha hallado una nueva posibilidad para seguir con su legado.

Un refugio cultural en peligro

Inaugurada en 1983, Sant Jordi se ha consolidado como un referente en el barrio Gótico, especializada en literatura, arte, fotografía, diseño y filosofía. Su mobiliario de finales del siglo XIX y su ambiente acogedor la han convertido en un espacio querido por residentes y visitantes. Sin embargo, la presión inmobiliaria y la falta de un sucesor han puesto en riesgo su continuidad.

La reacción de la comunidad

Frente al peligro de clausura, la comunidad local se organizó para rescatar la librería. Residentes, lectores y aficionados a los libros hicieron largas filas frente al local para comprar copias, en particular los paquetes navideños preparados por la familia. Esta reacción solidaria fue interpretada como un tributo a Josep Morales y un esfuerzo por conservar un lugar cultural singular en la ciudad.

Un porvenir impredecible

A pesar de que la librería ha logrado salir de la crisis actual, su porvenir continúa siendo incierto. El propietario del establecimiento ha prolongado el contrato de arrendamiento hasta el fin de febrero de 2025, proporcionando una oportunidad para hallar un sucesor que continúe con la tradición de Sant Jordi. La familia Morales Riera, liderada por Cristina, viuda de Josep, está en conversaciones para transferir el negocio a posibles interesados, con la esperanza de que la librería continúe siendo un punto de encuentro para los amantes de la cultura y la literatura.

Un símbolo de resistencia cultural

La trayectoria de la librería Sant Jordi es un espejo de los retos que encaran los negocios tradicionales en ciudades con elevada presión turística y gentrificación. Su esfuerzo por mantenerse representa la defensa de la cultura ante la uniformidad y la desaparición de la identidad urbana. La comunidad ha mostrado que el aprecio por los libros y la cultura puede impulsar el cambio y la conservación del legado local.

La librería Sant Jordi sigue siendo un referente cultural en el barrio Gótico de Barcelona, y su resurgimiento es una muestra del poder de la comunidad para preservar lo que considera importante. Su porvenir estará determinado por la habilidad de hallar un sucesor dedicado a su legado y por la intención de la ciudad de salvaguardar lugares culturales únicos en un escenario urbano que cambia continuamente.